En medio del llamado de las autoridades a los estadounidenses de que contuvieran su entusiasmo por las grandes multitudes con motivo del 4 de Julio, Trump atrajo a las masas con una “noche especial” de homenaje y fuegos pirotécnicos, en momentos en que aumentan las infecciones de coronavirus en Estados Unidos.
Sin embargo, las multitudes que deambulaban por el parque de monumentos nacionales de la capital estadounidense National Mall para presenciar el espectáculo aéreo y los fuegos artificiales fueron sorprendentemente menores en comparación con las que atestaron la zona durante la celebración del año pasado.
Muchos presentes llevaban mascarillas y estaban bastante distantes unos de otros en la amplitud de la zona, a diferencia de quienes asistieron al acto de Trump y que estaban sentados cerca unos de otros en el Jardín Sur de la Casa Blanca.
Trump aprovechó el cumpleaños del país para censurar a los sectores del país que no lo apoyan.
Siguiendo con un tema en el que insistió el día anterior, con el monumento de la Montaña Rushmore de fondo, Trump criticó a quienes han derribado estatuas o piensan que algunas de ellas, en particular las de figuras confederales, deben ser retiradas. Entre los repubicanos ha aumentado el apoyo para retirar los monumentos confederados.
“Nuestro pasado no es una carga que deba ser desechada”, declaró Trump.
En un día de unidad y celebración, el presidente Donald Trump se comprometió a “salvaguardar nuestros valores” de los enemigos internos —izquierdistas, saqueadores y agitadores, dijo— en un discurso por el 4 de Julio similar en reclamos y belicosidad a las diatribas de sus actos políticos.
Trump observó el descenso de paracaidistas en un homenaje a Estados Unidos, saludó a su auditorio de trabajadores médicos de primera línea y a otros que han sido cruciales para enfrentar la pandemia de coronavirus y arremetió contra quienes lo han difamado y faltado al respeto a la historia del país.
“Nos encontramos en el proceso de derrotar a la izquierda radical, los anarquistas, los agitadores, los saqueadores, y a la gente que en muchos casos, no tienen idea de lo que están haciendo”, agregó.
“Jamás permitiremos que una turba furiosa derribe nuestras estatuas, borre nuestra historia, adoctrine a nuestros niños”.
“Y defenderemos, protegeremos y preservaremos el estilo de vida estadounidense, que comenzó en 1492 cuando Colón descubrió América”.
Trump no mencionó a los fallecidos por la pandemia. Casi 130,000 personas han muerto de COVID-19 en estados Unidos.
Afuera del acto de Trump, pero lo más cerca posible de donde se efectuaba, Pat Lee, de Upper Dubblin, Pensilvania, se reunió con dos amigas, uno de ellas enfermera de Fredericksburg, Virginia, y ninguna llevaba mascarilla.
“El presidente dijo que la pandemia se irá”, dijo Lee. “Las mascarillas, creo, son un engaño”. Sin embargo, dijo que utilizaba una dentro del Hotel Internacional Trump en el que se aloja.
Cerca del Monumento a la Segunda Guerra Mundial, el Servicio de Parques Nacionales obsequiaba paquetes de cinco mascarillas de tela blanca a quienes las quisieran. No se obligó a las personas a utilizarlas.
Fuente: La Razón