A pie y en coche, solos o acompañados de sus familiares, llegan constantes y desconcertadas las personas a realizarse la prueba de SARS-CoV2.
Hasta la calle Monte Urales, en donde se ubican los Laboratorios “Biomédica de Referencia”, desde las 7:00 horas no paran de atender a las personas que llegan a efectuar el análisis clínico que les confirme sus temores o deseche un posible contagio del coronavirus.
En sus autos, la gente hace fila esperando su turno para pasar a la parte inferior del laboratorio —antes lo hacían en la puerta principal— pero lo cambiaron a la zona de estacionamientos.
Debajo del edificio, al menos una decena de laboratoristas cubiertos con traje especial, cubrebocas, guantes y goggles realizan la prueba, que no tarda más de 15 minutos desde que se registran las personas, se forman y hasta que salen, todo a bordo del auto.
Al retirarse del laboratorio, con paso pausado, Guillermo Clarets, quien mencionó que hace unas semanas sufrió una fuerte gripa, dijo que vive con dos personas mayores, por lo que quiere evitar cualquier posibilidad de contagio.
Pidió que, aunque haya gente que no cree en el COVID-19 —pese a los más de 35 mil muertos por esta causa en todo el país—, no bajar la guardia en esta pandemia para salir bien librados.
“Hay idiotas en todas las partes del mundo y aquí no es la excepción. Que todo el mundo use máscara, lentes y que no baje la guardia, porque es cada vez más peligroso. Si tiene molestias, que se hagan pruebas”, comentó.
Esperando en su vehículo, Eduardo Contreras, junto a su esposa, platicó que cumplió cuatro semanas con COVID-19 y acudió al laboratorio para aplicarse la prueba PCR para descartar que tiene la enfermedad, de la cual sufrió los síntomas, aunque aclaró que no tuvo que ser hospitalizado.
“Empecé con tos, temperatura de casi 40 grados, me sentí débil y me tuve que quedar encerrado aproximadamente 15 días; fue muy difícil”, indicó.
Fuente: Staff