La investigadora dijo que en enero de este año un equipo de Ciencias creó un chip para medir la insulina en casa, incluso se consiguió la patente, y decidió aplicar la misma técnica para la detección del SARS-CoV-2. Sin embargo, admitió que aún no está claro quién aportará los recursos para la fabricación de las pruebas.
Al participar el jueves en el foro virtual ‘Innovación biotecnología en México’, organizado por la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados, Stern aseguró que se necesitan fabricar millones de estas pruebas para contrarrestar los contagios del COVID-19.
«Cuando el proceso termine y el InDre autorice, que espero sea la próxima semana, y luego Cofepris autorice también, necesitaremos fabricar millones de estas pruebas. ¿Quién va a dar el dinero?, no es claro. ¿Quién va a comercializarlos? Nosotros quisiéramos que llegara a un buen precio a todos los hospitales y centros de salud”, aseguró.
Stern señaló la intención de que cada mexicano que lo requiera pueda acceder a la prueba y estar tranquilo con su familia y sus compañeros de trabajo.
«Claro, la idea es también convertir este diagnóstico en un diagnóstico casero para que cada uno de nosotros pueda ir a la farmacia, comprar su diagnóstico, hacerse la prueba y saber si tiene que ir a un hospital o comprar un medicamento”, agregó la investigadora.
Por otra parte, un grupo de 28 científicos de la Facultad de Ciencias trabaja desde principios de abril para desarrollar un biosensor que detecta e identifica el material genético del virus causante del COVID-19.