Un biotecnólogo de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) trabaja en una vacuna comestible para el COVID-19 con la ayuda de jitomates.
Así es, con esa fruta que usas para tu sopita de fideo o para una buena salsa roja para tus tacos, un egresado de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UANL, trabaja para desarrollar un tratamiento contra el temido coronavirus SARS-CoV-2.
Junto a un equipo de especialistas de esta universidad, Daniel Garza García busca hacer este proyecto por medio de la aplicación de la vacunología inversa, donde también interviene la ingeniería genética computacional y la agrotransformación, lo que representa un avance científico de varios años de estudio en biotecnología moderna.
Sobre esto, el sitio PuntoU de la UANL señala: “Por sus cualidades este desarrollo quizá sea único entre los 120 desarrollos de vacuna contra el SARS CoV-2 que, refiere la OMS, compiten en una carrera contra el tiempo y que al 22 de mayo, 10 de ellos ya son candidatos en fase clínica y 114 en fase preclínica”.
El proceso de producción y purificación de las vacunas comunes es más costoso para países en vías de desarrollo. Pero una vacuna en la que el antígeno -sustancia que al introducirse en el organismo induce en este una respuesta inmunitaria, provocando la formación de anticuerpos- se expresa en la parte comestible de la planta, disminuye los costos de cultivo debido a su facilidad para realizarlo.
Además, el biotecnólogo de la UANL señala que la planta de tomate permite obtener altos niveles de expresión de la proteína recombinante para ser expresada en la especie andina Solanum lycopersicum (acá entre los conocedores, el nombre científico de este fruto) como una vacuna comestible y “un caso exitoso de agricultura molecular”.
El trabajo de este egresado de la UANL se enfocó en la identificación de epítopos, las porciones de una macromolécula del SARS-CoV-2 que reconoce el sistema inmune, como “candidatos vacunales”.
También se explica que en comparación con otras vacunas, la proteína recombinante tiene una respuesta inmune más efectiva, ya que disminuye el riesgo de reversión de la patogenicidad.
Finalmente, el científico declara: “Nuestra vacuna cumple con todas las características; como estabilidad, accesibilidad, antigenicidad y flexibilidad, evidenciando eficacia protectora y seguridad como vacuna contra la infección por SARS-CoV-2 en humanos”. (Sopitas)