Naturaleza y pandemia: Rodrigo Navarro

Rodrigo Navarro

Iba a enviar este artículo la próxima semana, pero la urgencia ante un decreto del 23 de abril emitido por el presidente de la república que deja sin el 75% de presupuesto a la CONANP (organismo encargado de cuidar, proteger y manejar las áreas naturales en nuestro país) y a la CONABIO (organismo para investigar, conocer y regular el uso de la biodiversidad en nuestro país), me hace publicarlo con antelación.

Era el mismo decreto que afectaba de manera similar a los organismos de investigación de CONACYT como el CIDE y les redujeran su presupuesto en la misma proporción. Posteriormente se anunció que se acordó no afectar los fideicomisos de CONACYT, debido a la protesta y defensa de la sociedad civil frente a este sinsentido que tiene como objetivo un “ahorro” mal entendido para los programas clientelares de la 4ª T que no tienen otro fin más que buscar la permanencia en el poder, no en la persona de AMLO como se ha especulado, sino en Sheiumbaun, Ebrard o algún otro ungido que tendrá en el presidente al nuevo líder moral del movimiento.

Es el tiro de gracia para la CONANP y la CONABIO. Ya hemos hablado del reconocimiento y prestigio internacional de la CONABIO, del maravilloso trabajo que hacen con programas muy eficientes, exitosos y que cuentan con el reconocimiento internacional de la comunidad científica que encuentra herramientas muy útiles para su quehacer de investigación producidas por el organismo. Son socios estratégicos de mi proyecto y el Dr. Sarukahan fue mi maestro, están cerca de mi corazón.

CONANP es aún más cercana. Al mudarme a Cozumel ahí trabajé primero como guardaparque, después en educación y difusión ambiental y finalmente como guardaparque asignado a PROFEPA. El Director en ese entonces, Robert Cudney decía que me había enseñado a trabaja. Trabajo desde los 16 años. Tenía fama de que no trabajaba porque me dedicaba a hacer lo que me gusta, para mi dar clases de buceo, era no trabajar. Sin embrago siempre lo he dicho, de todos mis trabajos en administración de los negocios

familiares y de buceo; en educación en buceo y escuelas; en escribir para diarios y revistas; en SEMARNAT, en PROFEPA, en el Ayuntamiento de Cozumel, etc. En el único lugar que se me exigió trabajar al mil por ciento fue en la CONANP. Siempre con carencias de presupuesto y recursos pero con mucho corazón, dejando el alma, la camiseta bien puesta y como bien dice una valiente y admirable Brenda Hernández, la actual Directora del Parque Nacional Arrecifes de Cozumel, arriesgando nuestra propia vida.

Julia Carabias, medalla Belisario Domínguez, organiza esta semana en el Colegio Nacional de México junto con el Dr. Sarukhán, ambos miembros del colegio un ciclo de charlas, mesas redondas y conferencias llamado, Semana del Medio Ambiente, en tiempos de Pandemia. Eventos que gracias a la crisis se han vuelto muy accesibles debido a plataformas como Zoom. Iba a platicar sobre ellas la próxima semana una vez finalizado el evento. Esteban Moctezuma Barragán actual secretario de Educación Pública escribió respecto a la maestra Carabias en 2014, “es una de las mexicanas más valiosas que conozco. Su compromiso es el de una científico que vive, investiga, propone, desarrolla e impulsa proyectos desde la selva”.

El evento comenzó el lunes con la mesa redonda Naturaleza y Pandemia donde participaron además de la propia Julia, los doctores en Ciencias Rodrigo Medellín que defendió a los murciélagos como agentes transmisores del COVID, somos nosotros los culpables, enfatizó. Rodolfo Dirzo de la Universidad de Stanford, el efecto humano en los ecosistemas actúa como un detonador de pandemias. Y Jorge Soberón quien dijo que de continuar el deterioro ambiental las pandemias volverán a surgir y serán más graves y más frecuentes. A eso habrá que agregarle el efecto del cambio climático. Mientras esto escribo la primera tormenta tropical ya nos afecta principalmente a Chiapas pero llueve un diluvio bíblico sobre nuestra isla. Julia hizo un recuento de la evolución de la política ambiental y su desmantelamiento (al propósito) en los últimos 7 años y medio.

Costó veinte años de arduo trabajo de manejadores y guardaparques, investigadores, difusores y educadores; millones de pesos de presupuesto público (nuestros impuestos); millones de dólares de la cooperación internacional, y donantes para

apoyar a México en la conservación de sus ecosistemas y de la biodiversidad (capital natural). Cuesta mucho construir y muy poco destruir. CONANP y CONABIO cada vez más pobres y limitadas, enfatizó la maestra Carabias. No solo es asunto de los funcionarios públicos defender estos organismos base de la conservación en nuestro país sino de todos nosotros comenté en la reunión vía electrónica.

Otra directora de Parque Nacional, Mari Carmen Díaz informó vía electrónica en los comentarios, que las oficinas centrales dejan de pagar rentas, luz, agua, teléfonos (y por tanto internet), desaparecen 200 plazas (una de ellas en Cozumel), y los mandan a hacer Home Office muy convenientemente. “Ni para la gasolina nos va alcanzar con el 25% del presupuesto”. El principal trabajo de la CONANP es en campo. Ahora las ANP´s quedaran en manos de desarrolladores, gobiernos estatales y municipios que siempre las han visto como un negocio. Es por ello que escribía hace dos entregas, no estaba muy seguro que habíamos aprendido la lección de la pandemia.

El día de ayer participaron en el evento la Lic. Alejandra Rabasa del Centro de Estudios Constitucionales, Gustavo Gordillo, Rolando Cordera, Adriana Lobo, Cristina Cortina quien habló de Economía Circular, donde se imita a la naturaleza y todo se aprovecha, se renueva y se reutiliza. Así se reduce el impacto sobre los recursos naturales. ¿Quieren que lo hagamos como en Europa pero con un presupuesto de centavos? Así no se puede. Hay que hacer un modelo mexicano con economía circular regional utilizando los recursos de las poblaciones originales y locales. Basta de una industria con recursos perecederos y vida útil efímera. Hechos para tirarlos, fue parte de su ponencia.

Alejandra Rabasa dijo que había jurisprudencia para evitar la disminución del presupuesto de CONANP y CONABIO, una es el Principio de Responsabilidad donde los funcionarios que no cumplen con su deber, se les aplica la sanción. En este caso a quienes elaboran y aprueban el presupuesto que afecta la acción de las Comisiones. Y el otro Principio es el de Equidad establecido en la Ley General del Ambiente que prohíbe reducir el área protegida y/o su presupuesto entre muchas otras cosas. Ambos se discutieron cuando nuestra querida amiga Luz Emilia Aguilar Zinzer demandó a Peña Nieto y a su SEMARNAT por la

desincorporación del Nevado de Toluca, exigía su derecho constitucional a un medio ambiente sano. Tenía razón pero fallaron en contra 3 a 2 por un tecnicismo, Luz no era vecina del Nevado de Toluca, así que no podía exigir ese derecho. Sin embargo se discutieron ambos principios y se sentó jurisprudencia.

¿Cómo llegamos a la situación de estar encerrados en casa y con una pandemia que afecta a tantos millones de personas? Preguntó al comenzar Julia Carabias. La interpretación de los procesos que nos llevaron a ello, está explicada por conceptos científicos.

Tenemos el urgente deber como sociedad civil beneficiada por los trabajos de CONANP y CONABIO, gracias a ellos existen arrecifes, mariposas monarca, las ballenas grises, las selvas, los bosques, los desiertos; la red naturalista, el sistema de alerta temprana de incendios forestales, el inventario de vida en México, etc., de defender a estas comisiones. La pandemia nos enseña que no podemos vivir sin la naturaleza. Como decía el Capitán Cousteau no podemos vivir del capital natural, solo de los réditos. Saquearlos es un suicidio y el deterioro de nuestra calidad de vida. A nosotros nos corresponde evitarlo cambiando nuestro sistema de consumo y de vida.

El anuncio coincide con el aniversario número 20 de la CONANP, el banderazo para las obras del Tren Maya en Quintana Roo (en política la forma es fondo, decía Jesús Reyes Heroles). No hay nada que celebrar, este día debería darnos vergüenza y coraje. Que tristeza.