El acuerdo contempla sanciones comerciales a incumplimientos en materia legal, algo que no ocurría con el TLCAN y que podría suponer incluso el embargo de mercancías.
El renovado tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) supone un cambio de paradigma para el sector agroalimentario mexicano, con oportunidades y riesgos actualizados.
El acuerdo que entrará en vigor el próximo 1 de julio conlleva los siguientes desafíos para los productores mexicanos respecto al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de 1994.
Riesgos
La limitación temporal a la exportación de frutas y verduras mexicanas para favorecer a los productores estadounidenses, conocida como estacionalidad agrícola, no está reconocida en el texto del T-MEC, como requería el gobierno mexicano.
Sin embargo, el representante de comercio de Estados Unidos, Robert Lighthizer, prometió a los productores de Georgia y Florida revisar el asunto con el tratado en marcha. Aplicar esas limitaciones, según el presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), Bosco de la Vega, “viola el T-MEC y la Organización Mundial del Comercio (OMC)”.
El renovado acuerdo conlleva una renovada legislación, más estricta en temas ambientales y sobre todo laborales.
El T-MEC contempla la eliminación del trabajo infantil y el trabajo forzoso, prácticas que según el Ejecutivo estadounidense afectan a productos mexicanos como el tomate, el chile, el pepino, la caña de azúcar, el café, la cebolla, el frijol verde, la berenjena, el tabaco y el melón.
México tiene una reforma laboral en marcha que debería estar completamente operativa en 2022.
El acuerdo contempla sanciones comerciales a incumplimientos en materia legal, algo que no ocurría con el TLCAN y que podría suponer incluso el embargo de mercancías.
En ese sentido, el director general adjunto de Disciplinas de Comercio Internacional de la Secretaría de Economía, Ricardo Aranda, advirtió hace unas semanas a los empresarios mexicanos que Estados Unidos va a prohibir cualquier importación “bajo sospecha”.
El T-MEC contempla dos mecanismos de respuesta a las posibles controversias, uno estándar entre gobiernos y el novedoso MRR, que es de aplicación directa de un Gobierno a una planta o conjunto de plantas, que solo podrá actuar en materia sindical y podrá sancionar en menos de seis meses.
En principio, el sector agropecuario -no así el agroindustrial- es el único eximido del MRR, pero las faltas repetidas en materias de la competencia de este mecanismo podrían llevar al sector a verse involucrado en él.
Oportunidades
Estados Unidos es el principal socio comercial de México en materia agroalimentaria, con una diferencia enorme sobre el siguiente.
Los datos del CNA reflejan que el 75.7 % de las exportaciones del sector en 2019 salieron con destino a Estados Unidos, mercancías que alcanzaron un valor de 29,345 millones de dólares.
El siguiente país al que México exportó más productos agroalimentarios fue a Japón, aunque el porcentaje fue 2.9 % y el valor de lo vendido no pasó de 1,112 millones de dólares.
“En el T-MEC hemos hecho una gran sinergia. Les exportamos principalmente ensaladas y carne, ellos nos mandan granos. Hemos hecho un gran equipo”, aseguraba hace una semanas Bosco de la Vega.
Esa dependencia mutua se refleja bien en las cifras de importaciones, ya que el 66% de los productos agroalimentarios importados por México provienen de Estados Unidos. En el segundo lugar de esa lista se encuentran los canadienses, que suponen el 5.9 %.
La subsecretaria de Comercio Exterior, Luz María de la Mora, resumió esa dependencia agroalimentaria entre ambos países con una frase más contundente: “Nos podemos hacer mucho daño”, manifestó en una charla con empresarios. (EFE)