Los deportes en el mundo poco a poco comienzan a tomar el camino para reanudar sus actividades tras el parón que sufrieron a causa de la pandemia de Covid-19, pero el evento más esperado del año tuvo que postergarse para llevarse a cabo; los Juegos Olímpicos programados para 2020 se disputarán hasta 2021 y dicho suceso, a pesar de ser un duro golpe para muchos atletas, al final fue lo mejor para cuidar la salud de todos los asistentes a Tokio.
Uno de los emblemas deportivos mexicanos de los últimos años es Paola Espinosa, la clavadista tiene en la mente participar en sus quintos Juegos Olímpicos y la decisión tomada por el Comité Olímpico Internacional (COI) al posponer la justa fue un duro golpe para la atleta que al final entendió que era lo necesario.
“En su momento sí me enojé y hubo un poco de frustración y todo eso, pero ya lo asimilé, lo maduré y platiqué y estoy lista para lo que viene. Fue un golpe duro para mí, pero al fin y al cabo estoy lista para lo que sea. Tengo una ilusión muy grande de ir a mis quintos Juegos Olímpicos y a pesar de que fue duro y tuve que hacer una reestructuración de planes, de objetivos, de metas no importa y lo que menos me da miedo es seguir trabajando”, dijo.
Espinosa tiene claro que desea que su hija Ivana la vea en el podio con una medalla y, por lo mismo, “simplemente es un año más de trabajo y me gusta la idea, pues disfruto lo que hago me apasiona y en ese sentido no me da miedo el seguir trabajando y pelear una medalla para mi país, para mi hija. Ésta es una circunstancia en la que no podemos hacer nada y lo que el deporte me ha enseñado es ajustarme a esos cambios”, acotó.
Una de las máximas ganadoras de preseas en Juegos Panamericanos reconoció que sí tuvo que cambiar algunos de sus planes en el ámbito personal y profesional, pero no habló a cerca de un posible retiro cuando concluya su participación en la justa veraniega del siguiente año.
“Nunca he hablado del retiro. Voy día a día, paso a paso, y por eso es que estoy tranquila en ese sentido, pues voy a disfrutar ese camino y lo único que puedo decir es que claro que hubo una reestructuración de planes, pues yo a parte de ser deportista soy mamá y claro que ya tenía algunos planes para ello, pero no pasa nada, en mi cabeza está ir a los JO”, resaltó.
Al ser cuestionada de cuál es su método de entrenamiento, pues los clavadistas están acostumbrados a entrenar más de cinco horas al día, Paola resaltó que sí es complicado no tener la misma rutina, pero que ella aprovecha estos momentos para pasarlos con su primogénita.
“Nunca se va a comparar nuestra rutina de trabajo con lo que hacemos ahorita, pero siempre hay que ver el lado positivo; disfruto lo que hago y la estoy pasando muy bien con mi hija, pues la estoy disfrutando al máximo y jugando mucho con ella”, comentó.
El próximo domingo se celebra el Día de la Madre y Paola Milagros Espinosa Sánchez comentó que será muy especial para ella y le recomendó a las mamás mexicanas y a las familias en general que lo disfruten al máximo y valoren a sus seres queridos en todos los aspectos.
“Va a ser un año diferente para todas las mamás, pero siento que será muy de sentimientos, muy de corazón. En el tema emocional va a ser algo lindo y este tiempo que tengo extra para pensar, para recordar de mi niñez, pues me pone a ver que muchos de los patrones que yo hago con Ivana, los hacía mi mamá conmigo y ella ha sido una gran maestra, la amo mucho y valoro muchísimo; ahora que soy mamá valoro aún más lo que hizo por mí”, dijo.
Por último, Paola Espinosa le agradeció a todas las personas que se arriesgan por los demás en estos días tan complicados por el coronavirus, y aseguró que serán héroes para la eternidad.
“Son héroes que dan la vida por nosotros, doctores, enfermeras, paramédicos, camilleros, toda esa gente del transporte público, los repartidores de comida. Toda esta gente que tiene que salir de casa por sus razones se merecen nuestro respeto, nuestros aplausos y un agradecimiento de corazón por todo lo que hacen por México y por el mundo”, concluyó la medallista olímpica en Londres 2012.
Fuente: La Razón