El COVID-19 ya hace estragos en la Central de Abasto. Por temor al contagio, distribuidores y clientes comenzaron a esfumarse y las ventas cayeron al suelo.
En unas semanas la afluencia bajó entre 60 y 70 por ciento, dicen a El Financiero bodegueros del que es considerado el mercado de mayoristas más grande del mundo.
Con azoro advierten que la caída en la distribución de alimentos básicos podría afectarse gravemente si la emergencia sanitaria se prolonga.
“Desde el domingo, cuando se dio el anuncio de que la Central de Abasto es zona de alto riesgo de contagio, se vio muy notoria la baja de gente, cierre de bodegas y escasez de productos”, dijo Juan Carlos Pérez, administrador de una bodega de sandías.
“El lunes amanecimos con unos carteles monumentales amarillos con la frase ‘está usted entrando en una zona de alto contagio’ y eso fue lo que ahuyentó a la gente”, agregó este comerciante cuyo negocio está en el pasillo M-N, que ayer lució casi vacío.
La Central de Abasto tiene una superficie de 327 hectáreas, una afluencia diaria de 590 mil personas, y un flujo comercial de 9 mil millones de dólares al año. Nunca duerme.
Ayer, pasillos como el O-P, Q-R y W-X estaban desiertos. Ahí es donde, según los comerciantes, se ubicaron los brotes de coronavirus y se habla de muerte de bodegueros.
En la Central de Abasto había, hasta ayer, 25 casos confirmados y dos decesos por COVID-19, cifras que están en actualización; entre los comerciantes circulan versiones de hasta 40 fallecidos.
Juan Carlos Pérez relató que la afectación en la cadena de abasto se nota de origen, desde los campesinos y productores. “Unos dejaron de laborar y otros mandan su producto a otras plazas, les da mucho miedo venir a la Central de Abasto por todo lo que han escuchado”, agregó.
La escasez comienza a repercutir también en los mercados públicos. René Alberto Sánchez, administrador del mercado Ajusco-Moctezuma, en la alcaldía Coyoacán, aseguró que algunos productos subieron de precio y otras ya escasean.
En entrevista, comentó que él va todos los días a la Central de Abasto para ofrecer producto fresco y de calidad, pero afirma: “En la Central de Abasto se ve todo muy triste, muy solo, bodegas cerradas. Y cómo veo las cosas, por precaución, ya no voy a ir éstos días, termino mi mercancía y cierro el negocio, más vale”.
Fuente: El Financiero