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LA OPINIÓN DEL DIRECTOR. Los medios en tiempos de Pandemia

Publicado por
Aletia Molina

Poco se han esforzado las televisoras y los sistemas de televisión abierta, vía cable, satelital o plataformas digitales OTT en crear una nueva oferta; un nuevo lenguaje, una forma recargada de creatividad y compromiso para refrescar su oferta y con ello tomar en cuenta a su audiencia antes sus intereses. Los medios impresos en su lucha contra la desaparición del mercado y los digitales inmersos en una red más bien telaraña de fuentes, voceros, “boots” e “influencers” sin consistencia disciplina informativa, oficio periodístico ni currícula que los arrope y haga respetar.

Una oferta que llene los vacíos de la incertidumbre, soledad, fastidio y en muchos casos insatisfacción.

El espacio del tiempo confinados, una oportunidad que se diluye en las manos de los poderosos hombres de los medios, que seguramente comparten en su piel y sentimiento las mismas sensaciones que el resto de su audiencia.

De ellas la más significativa la incertidumbre, esa falta de certeza por el devenir y que hace, que lo que hoy vivimos, se vuelva tan frágil como un delgado cristal.

Una televisión y porque no incluir a la radio y los medios de comunicación tanto digitales, como impresos, que reflejan una saturación de información.

Una guerra de redes sociales que saturan, compiten e intentan llevar agua a su molino e intereses no necesariamente profesionales. Una guerra de personajes de la política que no reconocen los interés del país antes que los suyos propios.

Un Presidente en tela de juicio cuya estrategia de comunicación es la oportunidad para llevar a su terreno en un foro confinado a sus próximos la información que contraponga y escandalice, amparada en la supuesta diferencia de comunicar, una comunicación circular que a mi entender ningún estudioso ha podido definir.

Solo la idea de que esa comunicación da vuelta me aturde y confunde. Vuelta a que, a quien, si hay solo dos factores involucrados en este proceso. El emisor y el receptor y con ello la retroalimentación de ambos al escucharse.

Escucharse es un supuesto porque a la fecha los empresarios no pueden encontrar el camino para compartir sus reflexiones y con ellas se valoren antes de desecharlas o calificarlas con el peso del pasado. Acaso no la democracia se fundamenta en la opinión y decisión de las mayorías después del diálogo.

Dialogo que es un espacio de comunicación que permite conocer a los otros, valorar sus ideas y concertar rumbos y acuerdos.

Todos ello en medio de la soledad y desamparo de la audiencia con el vacío de una televisión pública ordenada, consistente, relevante y trascendente.

Una radio, televisión y agencia de información del Estado Mexicano, no del Gobierno con la responsabilidad y alcance que lleva esto.

Medios del estado llenos de contenidos en competencia por demostrar que la opinión pública puede ser alterada con saturación de mesas redondas y académicos de reciente factura que llegan a la televisión para intentar consolidar una ideología e imagen.

Una guerra de contradicciones sin una fuente certera que nos de la confianza de que el rumbo, estrategia y acciones son ciertas y consistentes para enfrentar esta pandemia.

Una televisión concesionada que deja vacíos constantes para no entrar en conflicto con el nuevo poder. Una emisora que por indicaciones de su “dueño”, sin el más mínimo respeto a su audiencia, convoca a la rebelión de las cifras y el demérito de la autoridad.

Señales de televisión abiertas que no reconocen el alcance de su fuerza porque la confusión de en estos últimos años los enfrentan a las cifras de la audiencia.

Y en medio de todo esto una falta de compromiso con la información certera, consistente, documentada y contextualizada que sirva a la audiencia, que reduzca sus grados de incertidumbre e intranquilidad.

Unos medios de comunicación que apuesten por la creatividad por la renovación de lenguajes, por la proximidad y respeto a los que los ven los leen y los escuchan.

Unos medios de comunicación que retomen su propósito y objetivo, informar, divertir, ponderar opiniones y sobre todo fomentar la cultura, que es ella, el refugio natural de nuestro legado y futuro. Cultura olvidada o hoy convertida en públicas demostraciones descontextualizadas de valor y origen.

Cultura, el origen de un país, con su lengua, población y costumbres que lo hacen destacar, significar y sobrevivir ante cualquier pandemia por encima de todo.

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Aletia Molina