«Que quede en su memoria: no está garantizado de modo alguno ni en México ni en ningún país del mundo que en el momento en que empiece la reapertura, no se puede garantizar que no habrá un rebrote», enfatizó en conferencia de prensa el 23 de mayo.
Esta fase plantea la posibilidad de reiniciar actividades no esenciales e incluso la apertura de espacios cerrados, como iglesias, cines, teatros o bares, esto dependiendo del color del semáforo de reapertura económica.
Es en este contexto que el fenómeno del supercontagio, como lo describe la periodista y escritora especializada en ciencia, Mónica G. Salomone, puede cobrar mayor relevancia para reducir el número de casos de personas contagiadas con el virus SARS-CoV-2.
Explica que en fenómeno utiliza una medición, K, un símil a lo que el es Ro, o erre subcero, que es el número medio de casos nuevos que genera cada persona con una enfermedad infecciosa.
«K mide si la epidemia avanza uniformemente o si, por el contrario, los casos se agrupan formando cúmulos. Cuanto menor es K, más grumos tiene el dibujo del avance de la epidemia», indica en un reportaje publicado en el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC).
Encontrar estos grupos es clave para prevenir aumentos en el número de casos confirmados del nuevo coronavirus pues, Salomone explica, en estos se pueden encontrar personas denominadas como supercontagiadores.
«En abril, el grupo de Adam Kucharski, en el London School of Hygiene and Tropical Medicine (LSHTM), concluía, en un trabajo aún no revisado por otros expertos, que el número de contagios que genera cada persona infectada es muy variable: unos pocos contagian a muchos, y muchos, la mayoría, a muy pocos o incluso a nadie. Estiman que el 10 por ciento de los casos es responsable de 80 por ciento de la transmisión», abundó.
La periodista agrega que, de acuerdo con el investigador Benjamin M. Althouse, se podrían usar encuestas o apps de rastreo para dar con estas personas.
«Mientras no sea fácil identificarlos, resulta más útil centrarse en las situaciones supercontagiadoras», añade.
Salomone explica que hay cuatro clases escenarios para estos supercontagiadores, como el biológico. La periodista explica que por ejemplo, una persona con COVID-19 puede tener una alta capacidad de transmisión «porque su carga viral en un momento determinada es muy alta».
Enfatiza que en el caso del padecimiento provocado por el nuevo coronavirus, la mayor carga viral se da antes o al inicio de la aparición de los síntomas (fiebre, tos, dificultad para respirar, entre otros).
Otro escenario de supercontagio es el social, que se traduce en que entre mayor sea el número de personas con las que uno socialice, por trabajo o diversión, mayor el riesgo.
Las instalaciones de alto riesgo, como residencias, centros de salud, pero también plantas procesadores de carne o prisiones, aparecen como un escenario adicional para los supercontagios.
«(Están) los escenarios oportunistas: cuando muchos individuos se concentran temporalmente, como misas, eventos deportivos, fiestas populares, conciertos o reuniones familiares», agrega.