Del personal de salud contagiado, 41% corresponde a enfermeras y enfermeros, y 37% a médicos y médicas.
Hasta ayer, el número de muertes causadas por el coronavirus ascendió a 3,573. De esa cifra, en 111 casos (3.1%) se trata de personal de salud.
Estos números, sin embargo, constituyen sólo una muestra, pues el “modelo centinela” utilizado por la Secretaría de Salud no arroja cifras reales de contagio, por lo que no es posible conocer el desarrollo de la epidemia en México, según señalaron especialistas de la UNAM.
A ello se suma una reciente una investigación publicada por el New York Times en la que se explica cómo el gobierno mexicano está ocultando las cifras reales de muertes por el coronavirus.
Destaca que en México se realizan únicamente 0.4 pruebas de detección del virus por cada mil habitantes, lo que coloca al país en el último lugar de la OCDE en este rubro.
Aún así, el porcentaje de muertos respecto al total de infectados alcanza en México el 9.84%, superando la letalidad media mundial de 7%.
¿Qué hacer desde la primera línea?
La cantidad de contagios y muertes entre el personal de clínicas y hospitales pone en evidencia la insuficiencia de las medidas adoptadas por el gobierno para combatir la pandemia.
La carencia de medicamentos, insumos para atender a los pacientes, equipos de bioseguridad y testeos para el personal hospitalario ha sido denunciada por las y los trabajadores de la primera línea con múltiples protestas en varias partes del país.
Frente a esta grave situación, es una necesidad de primer orden avanzar en la organización de las y los trabajadores de la salud desde sus centros de trabajo, mediante asambleas de base para poner en pie comités de salud e higiene que informen, sometan propuestas a la discusión democrática para la toma de decisiones y para la coordinación entre hospitales y clínicas.
Las y los trabajadores de la primera línea tienen además toda la autoridad para llamar a otros sectores de trabajadores, a los sindicatos, organizaciones sociales y a la población que más resiente las consecuencias de la pandemia a luchar y exigir juntos medidas como:
Suficientes medicamentos, equipo e insumos para la atención de enfermos, equipos de protección y personal de salud.
Test periódicos para todo el personal de salud y test masivos para toda la gente que presente algún síntoma, sus contactos y toda la población que continúa trabajando.
Salarios dignos y plenos derechos laborales y sindicales para todas y todos los trabajadores de la salud.
Aumento sustancial al presupuesto para salud sobre la base del del no pago de la deuda pública, impuestos extraordinarios a las grandes fortunas y a las transnacionales, y la reasignación a salud del presupuesto que hoy se destina a militarizar los hospitales y las calles.
Centralización de todo el sistema de salud bajo control de sus trabajadoras y trabajadores; nacionalización del sector privado incluyendo a los grandes laboratorios y farmacéuticas; habilitación de hoteles y escuelas para el aislamiento y la atención de enfermos.
Reconversión industrial, bajo control de sus trabajadores, para la producción de todo lo necesario para enfrentar eficientemente y sin riesgos innecesarios la pandemia.
Lo anterior como parte de un plan integral a favor de las grandes mayorías para enfrentar la crisis sanitaria y económica.
Fuente: Staff