La crisis de COVID-19 impone al gobierno federal, la difícil tarea de buscar el equilibrio entre salud pública, estabilidad económica y éxito a largo plazo. El gobierno debe equilibrar adecuadamente estas expectativas fortaleciendo las medidas de seguridad para proteger a los trabajadores que participan en actividades “esenciales” y ajustar la definición de industrias “esenciales” para que más empresas se involucren lo antes posible a reactivar la economía nacional.
El gobierno necesita garantizar el éxito de México a largo plazo. Nuestra economía está integrada al bloque comercial más dinámico del mundo, a través de cadenas productivas que deben estar armonizadas. Para evitar perder competitividad, inversiones y empleos, es imperativo que se homologue la definición de “actividades esenciales” con las de nuestros socios comerciales de América del Norte.
¿Cómo se determina lo que es “esencial”? Un factor clave es su participación en la infraestructura crítica de la economía nacional. Esto incluye la infraestructura para brindar servicios médicos, alimentos, seguridad pública, transportación, agua y electricidad. Pero, para mantenerlos, debemos asegurarnos de que la definición de “esencial” incluya a todas las empresas que componen esa infraestructura crítica, incluyendo sus cadenas de suministros.
Las cadenas de suministros entre México, Canadá y Estados Unidos son interdependientes. Muchas fábricas que operan en México dependen de materiales que vienen desde Canadá, Estados Unidos, o de ambos. Lo mismo aplica para fábricas en Canadá y Estados Unidos, incluidas las que proporcionan bienes a México para que continúen las “actividades esenciales”. Uno de los beneficios de esta integración es que ha generado decenas de miles de empleos en varias regiones de nuestro país e impulsado el desarrollo económico.
La definición mexicana de “actividades esenciales” debe estar alineada con las de nuestros socios de América del Norte. En las últimas semanas, autoridades de Canadá y Estados Unidos trabajaron juntas para alinear sus definiciones. Debemos unirnos a ellos ahora y trabajar juntos, tal como lo hicimos con el TLCAN y ahora el T-MEC. Si no lo hacemos, las empresas que son “esenciales” para la capacidad de los tres países de superar la crisis de COVID-19 y recuperarse después, quedarán paralizadas.
Mantener la infraestructura de transporte y las capacidades de seguridad nacional es “esencial”. Pero requiere más que solo permitir que camiones y aviones se muevan, y mantener a los soldados en sus puestos. Estos medios de transporte necesitan repuestos, y nuevos productos. “Esencial” debe incluir mantener abiertas esas cadenas de suministros.
La respuesta ante COVID-19 debe incluir la armonización de la definición de “actividades esenciales” con Canadá y Estados Unidos. No hacerlo, afectará la capacidad de proteger a nuestros ciudadanos y hará que la recuperación económica sea más lenta y difícil.
Pero esto no se debe interpretar como un llamado a relajar las restricciones de protección a la población, todo lo contrario, las empresas dedicadas a actividades “esenciales” deben operar bajo estrictas medidas de seguridad, higiene y salud. Las inspecciones se deben fortalecer para garantizar que las empresas con “actividades esenciales” lleven a cabo de manera responsable las medidas de seguridad COVID-19 para proteger a sus empleados.
Armonizar la definición de “esencial” con nuestros socios comerciales y concentrarnos en las medidas de seguridad para los trabajadores que participan en “actividades esenciales” permitirá al gobierno lograr el equilibrio adecuado entre salud pública, estabilidad económica y el éxito a largo plazo, al tiempo que garantiza una recuperación rápida de la crisis de COVID-19.
Aletia Molina
@AletiaMolina