Al impacto y las consecuencias que se generen en México a causa de la pandemia hay que anticipar el efecto que en la economía tendrá una caída en las remesas y el desempleo de miles de mexicanos en Estados Unidos y Canadá.
Según una encuesta difundida por el Pew Research Center, 4 de cada 10 estadounidenses han perdido sus empleos y los hispanos son los más afectados, 6 de cada 10 dijeron haberse quedado sin trabajo o sin pago laboral.
El año pasado el envío de dinero de los paisanos se acercó a los 37 mil millones de dólares, uno de los tres principales ingresos del país, este año todo apuntaba para superar la cifra.
De acuerdo con datos del Banco de México, en febrero, antes de que el Covid-19 se convirtiese en pandemia, los envíos alcanzaron 2,694.2, un 10.5% más que el mismo mes del año pasado. El promedio por envío fue de 321 dólares. El pronóstico del Banco Mundial estima que la caída de las remesas este año podría alcanzar el 20%, lo que, en el caso de México, significaría un descenso cercano a los 8 mil millones de dólares.
Estados Unidos del pleno empleo pasó al desempleo galopante, registra la pérdida de más de 25 millones de plazas de trabajo tomando en cuenta únicamente a quienes cotizan en el seguro social.
El programa de alivio que impulsa el gobierno de Estados Unidos y las dos cámaras va a superar los tres billones de dólares y seguramente beneficiará a los mexicanos con residencia legal.
Hay la promesa de gobiernos de ciudades como Los Ángeles, Nueva York o Chicago, de no desamparar a los indocumentados, sin embargo, apenas les servirá para pagar la renta, la alimentación y los servicios a la espera de que se reactive la economía.
En la orden ejecutiva reciente Trump busca cerrar el paso a los empleados especializados que son llevados con visas especiales y la promesa de tramitarles Green Card, de tal forma que deja libre la posibilidad de que se extiendan los permisos para trabajadores del campo y los servicios, con lo cual trabajadores hispanos de estados como California, Texas, Florida, Illinois, Iowa, Washington State, Oregon, entre otros; pudiesen emplearse para lo que resta del año o por lo menos hasta finales del Otoño.
Queda claro que hoy el presidente Trump está enjaulado por su mala gestión de la pandemia, el desempleo y las consecuencias de la debacle de los precios del petróleo. Por eso le urge levantar el confinamiento, de mantenerse más allá de medio año le resultará muy complicado revertir las tendencias que en la actualidad le dan la ventaja al virtual candidato Demócrata, Joe Biden.
Ahora bien, eso es lo que sucede en Estados Unidos. En México, igual que se carece de un programa económico para enfrentar las consecuencias del coronavirus, tampoco se cuenta con un programa de apoyo para los mexicanos que tengan que regresar.
O sea que además de venir a engrosar las filas del desempleo, esos paisanos que hasta hace poco mandaban 321 dólares al mes o más a sus familias, se verán en dificultades para dar sustento a sus familias.
Y como es previsible que el desempleo en México regrese por sus fueros, se puede pronosticar que muchos mexicanos tratarán de irse a Estados Unidos, donde Trump, la semana pasada retomó uno de sus temas favoritos: el muro y las acciones contra los inmigrantes.