Mientras el mundo se centra en combatir la pandemia del COVID-19, la República Democrática del Congo debe enfrentar todavía a otro viejo enemigo: el ébola. Después de siete semanas sin una sola muerte por el virus, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tenía ya todo listo para declarar este domingo el fin de la epidemia que, desde 2018, ha matado a más de 2 mil 200 personas.
Sin embargo, la muerte regresó el viernes, en la ciudad de Beni, en el este del país, y ayer domingo el país registró en la misma ciudad un segundo deceso por este virus extremadamente letal, según confirmó la propia OMS.
De hecho, la víctima de ayer fue una pequeña de 11 meses que estaba recibiendo tratamiento en el mismo centro sanitario del caso del viernes, que era un joven electricista de 26 años, según explicó Boubacar Dallo, vicegestor de incidentes de la división de la OMS dedicada al ébola.
Por ahora, las autoridades están investigando cómo el joven fallecido el viernes pudo contraer el virus, puesto que no tenía contacto conocido con otros infectados ni con supervivientes del mismo que pudieran haber recaído.
Por el momento, la OMS asegura que ha localizado a 215 personas que estuvieron en contacto con el electricista, incluyendo a 53 trabajadores sanitarios en tres centros que el hombre visitó antes de morir, explicó Diallo. Afortunadamente, todos los trabajadores, salvo uno, ya han podido recibir la vacuna contra el ébola desarrollada recientemente.
Además, la OMS enfrentó el ataque de un grupo de jóvenes que les lanzó piedras mientras trataban de descontaminar la casa del joven electricista fallecido.
En cualquier caso, la organización quiso mantener la calma, y aseguró que este tipo de casos son relativamente frecuentes al acercarse el fin de un brote de ébola, y que estos dos casos para nada son una señal de que el virus vaya a volver a esparcirse agresivamente.
De hecho, esta vacuna, que fue aprobada finalmente en 2019, ha ayudado enormemente a acercar hacia su fin este estallido, aunque no sin problemas, puesto que la región epicentro del brote vive un grave conflicto armado con milicias locales.
Fuente: Crónica