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Covid-19 cambió la Semana Santa en Iztapalapa

Publicado por
Héctor García

Miguel Ángel Bautista recordará este Viernes Santo como el que marcó su historia como nazareno. El hombre de 28 años de edad espera con su cruz de madera y su corona de espinas sobre el camino que da al Cerro de la Estrella a que el cerco de policías lo deje pasar a las tres cruces, para dar gracias a Dios.

Miguel Ángel pensó que esta vez sería igual que otros años, pero el Covid-19 obligó a que la dinámica cambiara por completo no sólo para él, sino también para los millones de feligreses que, por primera vez en la historia, tuvieron que conformarse con ver la representación 177 de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en Iztapalapa mediante redes sociales o televisión.

Llevo 13 años participando de nazareno. La situación es muy complicada, pero no dejo de hacer la manda. El compromiso está hecho, haya o no haya pandemia yo tengo que llegar al cerro, por eso estoy aquí esperando», dice desde las faldas del cerro donde lo que abundan son policías que vigilan que nadie se acerque, como seguimiento de las recomendaciones de la Jornada Nacional de Sana Distancia.

Más arriba, en el cerro, Julio Ávila y Erika Silva esperan a que, como cada año, la crucifixión se realice en las tres cruces. Son de las pocas familias que esperan sentadas en el pasto bajo la sombra de un árbol a que den las 15:00 horas, cuando en un vía crucis normal se podía ver a Cristo clavado en la cruz. Esta vez no fue así.

Por medidas de seguridad está bien (que no haya gente), si en verdad está ese virus por seguridad está bien, pero la verdad se ve triste todo esto, ya te habías acostumbrado cada año a ver bastante gente», reflexiona.

CON LA ESPERANZA DE VER EL VÍA CRUCIS EN VIVO

Para llegar en transporte público a la Catedral de Iztapalapa donde, a puerta cerrada, se realizó el vía crucis, el camino es inusual. Rápido. Los vagones del Metro están vacíos. Aunque la alcaldía anunció desde hace semanas que no se permitirían aglomeraciones, hay quienes decidieron darse una vuelta para ver si tenían suerte.

Rigoberto Tapia (79 años de edad) es uno de ellos. Sentado afuera del Metro cuenta que le sorprende ver la Catedral vacía y compara la situación con los años en los que eran tantas las personas que no se podía caminar.

Todo esto se llena», agrega mientras señala con sus brazos la plaza pública, «luego uno no puede pasar. Es necesario que lleguemos a una hora temprano para estar más o menos cerca, ahorita ni la iglesia está abierta».

Está de acuerdo con las medidas que ha tomado el gobierno para evitar la propagación del coronavirus, pero lamenta que muchas personas consideren que el virus no existe, como Dionisio Fragoso quien argumenta que a sus 85 años el virus no le ha llegado, que es un invento.

TRANSMISIÓN DEL VÍA CRUCIS ES HISTÓRICA

En la capilla de San Pablo Ermitaño, los creyentes ven el vía crucis en la televisión mientras reciben las limosnas y comparten la comida. Para Manuel Fragoso, encargado de la capilla, la representación se vive de una manera más respetuosa y con calma. Se trata de una transmisión histórica que hará que más personas vean minuto a minuto el vía crucis.

En años pasados todo esto estaba lleno, había gente, había la feria del barrio, en las esquinas estaban pasando nazarenos cargando cruces, ahorita estarían en proceso de llegar hacia el Cerro de la Estrella toda la representación, pero este año ha estado todo muy tranquilo, la gente ha respetado y no ha salido a pasear como otros años. En otros años todo esto era un festival», cuenta.

Aunque las calles están vacías, Manuel reconoce que esto es así porque la gente ha entendido el mensaje: «nos tenemos que cuidar, debemos quedarnos en casa»

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Héctor García