A iniciar el Mes de la Familia, la Iglesia Católica admitió que «es deplorable» que se haya llegado al punto en el que las mujeres no se sientan seguras en su propia tierra.

Por ello, la iglesia católica a través de su semanario dominical Desde la Fe urgió a cambiar la violenta realidad que las agrede porque siguen siendo ellas, a pesar de los cambios que ha tenido el esquema familiar, los pilares los que sostienen a las familias.

En este contexto, la iglesia dijo asumir la responsabilidad que en esta tarea le compete, a fin de que las mujeres no sean acosadas, devaluadas o violentadas.

«La Iglesia Católica, en particular, hoy está obligada a exaltar la dignidad y el respeto hacia las mujeres, así como a acompañarlas en todos los ambientes, comenzando por la familia, donde a pesar de las transformaciones que ésta sufre, ellas siguen siendo pilar; no se diga en el caso de las madres que solas, con amor, valentía e intenso trabajo, cuidan de sus hijos y los sacan adelante a pesar de los entornos hostiles que las rodean», destacó el editorial este domingo uno de marzo.

El texto advirtió la necesidad de reflexionar sobre el relevante papel de las mujeres en la sociedad y a escuchar el reclamo de justicia con el que defienden sus vidas.

«Es deplorable que hayamos permitido que las mujeres no se sientan protegidas en su propia tierra (…) Hacemos votos para que este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, sea un impulso para subrayar la dignidad de la mujer, para escuchar su reclamo, defender el ejercicio peno de su libertad de expresión y de manifestación contra la injusticia y en defensa de su propia vida», subrayó el editorial.

En el mismo texto, se indica que el 2020 es el año de las mujeres y hace notar que la violencia hacia ellas ha escalado niveles sin precedentes.

Por ello «el ‘ahora o nunca’ se escucha con toda claridad y fuerza, al igual que la voz silenciada de las víctimas, que se eleva de la tierra al cielo».

El editorial reiteró que los feminicidios han llenado a México de dolor, amargura, tristeza, llanto, indignación, impotencia y, por desgracia, también de enojo y deseos de venganza.

En consecuencia, indicó, todos debemos cumplir con la responsabilidad que nos toca frente a esta problemática.

Ante el enojo, es humano el impulso de pagar mal con mal, y es responsabilidad de todos los actores sociales, entre ellos la familia, la escuela y la Iglesia Católica, escuchar, reconfortar y actuar en promoción de una cultura de justicia, esperanza y paz».

En el caso de las autoridades, el editorial también recordó cuál es su labor frente a la violencia que se imprime en agravio de las mujeres.

«El gobierno, por su parte, tiene la responsabilidad fundamental de garantizar que se cumpla el Estado de Derecho para salvaguardar la dignidad y la vida de todos, y para hacer valer la Ley» puntualizó Desde la Fe.

En el caso de la Iglesia en México, se aseguró que se renueva su participación en esta misión de pacificación, a través de sus Centros de Escucha y de atención a las víctimas, bajo la convicción de que es necesario frenar la espiral de violencia que se pudiera generar.

Se recalcó que «la Iglesia tiene que asumir su función y su compromiso especial ante el reto de proyectar la dignidad de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, comenzando por las que trabajan en esta Arquidiócesis de México».

«Las mujeres dan armonía y sentido al mundo —nos ha dicho el Papa Francisco— y efectivamente, no podemos referirnos a ellas hablando sólo de la función que cumplen en la comunidad o en las instituciones, sino de su papel trascendente para la humanidad, donde su misión va más allá, al amar con la ternura que sólo ellas poseen y que ha hecho del mundo, a través de la historia, un lugar más amable», concluyó el posicionamiento de la iglesia católica.