Hay muchas preguntas ¿por qué no se hace esto o aquello? Tests masivos, cierres de fronteras, restricción a la movilidad, etc.
Lo primero que hay que decir, es que no hay un modelo general que todos los países tienen que seguir, la OMS tiene competencia para emitir solamente recomendaciones. Los epidemiólogos de cada país consideran muchas de variables para elegir el modelo o modelos a seguir, incluso pueden cambiar de modelo de un momento a otro.
El modelo de aplicación depende de muchos factores, pero principalmente: a) Características del sistema sanitario (camas, personal médico, laboratorios, hospitales, etc), b) Cercanía epidemiológica con el origen/epicentro (Wuhan), c) Tamaño del territorio a gestionar, d) Tamaño poblacional, e) Sistema político, e) Dependencia económica del flujo externo de personas y mercancías.
Se distinguen tres tipos de modelos (1) e incluí al modelo mexicano en una 4ta categoría.
Es fácil darse cuenta de que se necesitan gobiernos fuertes, incluso autoritarios para que la población acate las órdenes desde antes de que sea crítico. También es importantísimo hacer notar que es el modelo que mayores efectos económicos adversos conlleva, porque se detiene casi por completo la economía de la región. Se contiene la epidemia y se detiene la economía.
Algunos países como Italia y España han seguido este modelo, pero solo después de que no pudieron gestionarlo en etapas tempranas. En ese caso es peor aún el impacto
Hasta ahora parece ser la respuesta más adecuada a los ojos de los que no estamos educados en epidemiología, pero depende de tres factores críticos: a) Tener altísimos recursos económicos disponibles, b) Tener un territorio pequeño que controlar, c) Tener una población con alto acceso y conocimiento práctico de tecnologías (no es solo tener celular y red).
Los primeros dos modelos aspiran a contener la epidemia en el corto plazo y a ganar tiempo para el pronto desarrollo de una vacuna que logre disminuir la tasa de mortalidad en la población de alto riesgo. Antes del desarrollo de una vacuna efectiva, los costos de la intervención y de los parones de la economía seguirán siendo altísimos.
La lógica del modelo sigue así: Dado que detener la pandemia es imposible, es preferible controlar su desarrollo. Durante la fase inicial de contagios, el gobierno desea que los ciudadanos sigan haciendo vida normal y que el grueso de la población de bajo riesgo, la mayoría, se infecte. Contraída la enfermedad, el gobierno recomienda pasar siete días en casa. Y superada, volver al puesto de trabajo y a sus actividades normales. Entre tanto no se clausurarán restaurantes o bares, y tampoco se incentivará el teletrabajo. De regreso a la vida social, los recuperados no podrán contagiarse de nuevo y no podrán transmitir el virus a los demás. Adam Kucharski, epidemiólogo que apoya este modelo ha dicho que más que una inmunidad de rebaño, aspiran a combatir al virus en el largo plazo, en lugar de las batallas inmediatas planteadas por Italia o China. A meses vista, el grueso de la población habrá pasado el virus, la economía no se habrá detenido en seco y los ciudadanos habrán desarrollado anticuerpos para plantar cara a la enfermedad cuando regrese, como se espera, en futuras oleadas estacionales.
Antes de describir el modelo mexicano quisiera decir que los modelos, como cualquiera de experimentación social, no son puros y hay muchos modelos mixtos, o que han ido cambiando de acuerdo con escenario que cada país ha enfrentado. Por ejemplo, Alemania ha combinado un fuerte modelo ortodoxo regional con tecnología poblacional sin parar la actividad económica nacional. Canadá comenzó con un seguimiento caso por caso como la primera etapa de tecnología poblacional y poco a poco ha ido restringiendo la movilidad; y la lista podría continuar de manera interminable.
En la etapa 1 de la enfermedad el modelo aplica el seguimiento caso por caso como el modelo de tecnología poblacional, pero a partir de la etapa 2, el modelo se centra en tener información de estaciones de monitoreo “centinelas” de casos de COVID-19 que ya se tienen distribuidas en el país, y mediante flujo de datos diarios en tiempo real concentrar la atención en donde se estén dando brotes epidémicos.
El modelo consiste precisamente en la recolección, integración, verificación y análisis de información epidemiológica detallada en un conjunto de unidades monitoras. La información generada debe responder a las preguntas de dónde y cuándo está circulando la pandemia de COVID-19 y ser empleada para determinar si su actividad está aumentando o decreciendo, pero no puede ser empleada para averiguar cuanta gente se ha enfermado con COVID-19 durante el monitoreo. El cambio con otros modelos consiste en que una vez que se pase al escenario 2, transmisión comunitaria, ya no se hará un rastreo directo de todos y cada uno de los casos, ni de sus contactos. Se pasará a un modelo de vigilancia comunitaria, por eso es intrascendente que se haga un testeo masivo desde la etapa 1, ya que eso está modelado para la etapa 2, y se ira focalizando en los lugares donde la epidemia tenga un comportamiento creciente.
Imaginemos una serie de termómetros en cada región del país que te vayan indicando cuántos casos positivos hay en la zona, e ir monitoreando el aumento o disminución del fenómeno en cada termómetro. A partir de los resultados diarios se emitirán políticas de distanciamiento social que pueden irse haciendo más rigurosas según la gravedad en cada zona. Es por lo que no se han cerrado las empresas, los negocios, por eso no se han cancelado vuelos ni cerrado las fronteras. En ningún momento se considera el cierre total de la actividad industrial y productiva, pueden cerrarse algunas empresas de manera temporal por brotes comunitarios, o restringir la movilidad en alguna zona en específico. Pero no se tiene modelado una cuarentena nacional como la que hoy estamos viviendo en Italia y en España. Esto con el fin de encontrar el difícil equilibrio entre el avance de la epidemia y el de la caída de la actividad económica.
Pueden darse cuenta que en el modelo 3 y 4 no se enfocan en saber exactamente cuántos infectados hay, sino el comportamiento de la epidemia. Por eso esa «cifra gris» de los no diagnosticados -que tienen todos los modelos- no es tan relevante.
¿Cuáles son los supuestos del modelo mexicano? (7) La tasa de ataque se calculó en 0.2% de la población en la primera oleada de la pandemia, se calculó con la tasa de contagio de Hubei, China, esto es, se estiman 250 mil contagios. Parece ser una cifra bastante robusta si consideramos los 82 mil casos que hasta el día de hoy -18/Marzo- tiene China, o los 32 mil que tiene Italia.
Se estima que un 70% van a buscar atención, esto es 175 mil 459 -recordemos que hay un buen porcentaje de asintomáticos- y esos 175 mil se distribuyen en las proporciones poblacionales que se han visto en varios países, especialmente en China. La regla 80%-14%-6%
80% se estima serán pacientes ambulatorios, con una enfermedad leve (140,367)
14% se estima van a requerir hospitalización o pueden requerir hospitalización, pero sin un estado crítico que lo lleve a una unidad de terapia intensiva (24,564)
6% pacientes que pueden requerir tratamiento en terapia intensiva y muy posiblemente con apoyo ventilatorio (10,524)
Esta estimación es para la totalidad de la curva de la epidemia, acumulando los escenarios 2 y 3. Es decir, no serán todos simultáneos, sino en un período de 3 o 4 meses. Con base en esos supuestos se hizo la compra de insumos. Para el caso de pacientes que están hospitalizados se estimó un promedio de 5 días de hospitalización, que es lo que se ha venido o se ha observado en otras poblaciones. Y para terapia intensiva se estimó un promedio de 10 días de hospitalización y con eso calcularon todos los insumos que se compraron
En principio se planea distribuir 56% de la compra a los estados e instituciones y reservar un 44% de esta compra inicial de manera de una reserva estratégica, es decir, que cuando ya se tengan insumos en todas las entidades e instituciones, poder tener una cantidad de insumos suficientes para, donde se vaya presentando el problema de mayor gravedad o de mayor dispersión epidémica, se pueda distribuir específicamente a estos lugares. Hasta ahí el Modelo de vigilancia para fenómenos generalizados. Parece robusto el modelo, -creo yo- que no se le puede acusar al gobierno de no tener una estrategia o una directriz clara y que no haya planeado nada, pero sí hay retos importantísimos que tendrá que resolver la autoridad. Hay cuestiones complejas en el modelo y creo yo que es en lo que deberían enfocarse los cuestionamientos en las conferencias. Pero eso supondría que los periodistas entienden el modelo y sus supuestos, lo cual es muy lejano de nuestra realidad:
Por último, como dije al principio, aprecio el trabajo de los especialistas epidemiólogos y aquí abajo dejo algunos especialistas e instituciones a quienes pudieran seguir pregúntenles a ellos, infórmense de ellos.
Desgraciadamente ni los periodistas, ni opinadores, ni youtubers, ni expertos en otras ramas (economía, ciencia política, matemáticas, ciencia de datos) se han dado la tarea a informarse claramente de las diferentes estrategias de los diferentes modelos.
MSc Oscar Juárez Robles
Especialistas:
Instituciones
Notas:
Fuente: Staff