Desde 2015 los participantes de los mercados se encuentran preocupados porque podemos encontrarnos cerca de una recesión global. Sobre todo, porque desde los años sesenta, las fases de expansión del ciclo económico han tenido una duración promedio de cinco años. La fase de expansión actual inició en 2009, por lo que el año pasado fue el décimo año de crecimiento. Hasta 2018 no se veían señales de recesión económica en las variables macroeconómicas y financieras. No obstante lo anterior, a partir de ese año comenzó a percibirse una desaceleración de la mayoría de las economías. Ésta se exacerbó en el 2019, sobre todo por la guerra comercial entre China y EU, principalmente debido a la gran incertidumbre que se generó, así como algunas restricciones que se impusieron al comercio internacional.
Por su parte, la inversión privada a nivel global se desaceleró significativamente en los últimos años. Inclusive, hemos observado que más del 85 por ciento de las empresas contenidas en el índice bursátil S&P500 de EU, han estado manteniendo saldos elevados de efectivo en caja. En este sentido, empresas como Microsoft, Berkshire Hathaway, Alphabet (antes Google), Apple, Facebook, Amazon y otras cuatro más, tienen cerca de 800 mil millones de dólares en efectivo desde hace tiempo, sin invertirse.
A diferencia de otros episodios económicos, en esta ocasión, considero que ya se veía venir una recesión global. Las preguntas eran cuándo sucedería y cuál sería el catalizador (i.e. ‘la gota que derramaría el vaso’). Creo que la pandemia del nuevo Coronavirus nos ha brindado respuestas a ambas preguntas. Desde hace varios meses he venido escribiendo al respecto (“La inversión de la curva”, 2 de abril, 2019; “Recesión global en 2021”, 28 de enero, “¿Qué puede ocasionar la siguiente recesión global?”, 4 de febrero la parte 1 y 11 de febrero la parte 2). Una vez más, la inversión de la curva en los bonos del Tesoro de los Estados Unidos será indicador inequívoco de que se avecina una recesión económica. Solo que será un poco antes de lo que este indicador anticipaba (2021), utilizando el número de meses promedio que le toma al mundo iniciar una recesión (16 meses, utilizando el nodo 3 meses-10 años), a partir de la primera vez en que se invirtió la curva (22 de marzo, 2019).
Ahora la pregunta es ¿Cuál va a ser la duración y profundidad de la crisis? Como comenté a inicios de mes (“Coronavirus y su impacto en los mercados y la economía”, 3 de marzo), esto dependerá de tres factores: (1) ¿Cuánto va a durar el brote? Ya sea porque se logró contener la pandemia o porque se encontró una cura/vacuna. (2) ¿Qué cadenas de valor va a afectar?; y (3) si esto va a ocasionar una recuperación en forma de ‘V’ o en forma de ‘L’. La ‘L’ se forma debido a que los agentes económicos ‘aprovechan’ este choque para ya no llevar a cabo inversiones o consumo de ciertos bienes porque la perspectiva hacia delante no es promisoria.
En mi opinión y como se ve la situación en torno al distanciamiento social, auto cuarentenas y cuarentenas forzadas, en algunos casos desde ocho semanas -como lo recomendó el Centro de Control de Enfermedades en EU (CDC)-, el impacto de la pandemia en la economía de los Estados Unidos podría ser hasta de 4 por ciento (a tasa anualizada) en el primer trimestre de este año y de 10 por ciento en el segundo trimestre. Esto podría llevar al PIB de los Estados Unidos a observar una contracción de 2.3 por ciento en todo el año 2020, asumiendo una recuperación en forma de ‘V’, pero un poco menos vigorosa. ¿Cuánto representaría esto para México? Si viviéramos en la primera década de este siglo, entonces podríamos estar pensando en una caída de 5.0 por ciento, similar a lo que sucedió en 2009.
No obstante lo anterior, la correlación entre el crecimiento de los Estados Unidos y el de México ha disminuido significativamente de 0.88 en el periodo 2001-2009 a 0.06 en el periodo 2010-2019 (estoy seguro de que en este tema puedo sostener varias discusiones profundas con varios economistas al respecto). Por su parte, la economía mexicana ya ha sufrido una desaceleración muy significativa desde 2018. Así,
estas dos circunstancias acotan las proyecciones preliminares para México de -0.2 por ciento -en caso de que solo estemos hablando de una cuarentena de tres semanas-, a -2.2 por ciento, en el caso de una cuarentena mayor y una recesión global ‘ligera’, o hasta -3.5 por ciento, si sobreviene una recesión global, cuyo impacto sea muy similar a la crisis económico-financiera global de 2008-2009.
Twitter: G_Casillas
* El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF.