Piensen por un momento en el sueño más anhelado que tengan, ese que por años han tenido entre ceja y ceja, y del que muy seguramente están mucho más cerca que al principio, imaginen que lo alcanzaron… Ahora, imaginen el sueño de otro, ese que en tres ocasiones se presentó a elecciones presidenciales, ese que más de 18 años, sólo comió, durmió y aspiró a la banda presidencial…
Cada una de sus candidaturas representaba planes, equipos, líneas trazadas, programas clave, estrategias…
El 20 de noviembre de 2006, hasta cometió la puntada de proclamarse «Presidente legítimo» en una concentración en el Zócalo en la Ciudad de México, además, creó un «gabinete de denuncia» para contrarrestar todas las políticas hechas por el presidente Felipe Calderón. Se esperaba que este «gabinete alternativo» se usara como un mecanismo de presión para las iniciativas del gobierno… Sigue sonando tan absurdo como en aquel momento, pero así pasó, era su sueño y quería verlo materializado a costa, literalmente de lo que fuera.
En febrero de 2015, Andrés Manuel López Obrador expresó sus intenciones de contender, por tercera vez, por la presidencia a través de Morena, el partido que fundó. En repetidas ocasiones, afirmó que se trataría de su última postulación y que no sería «eternamente» candidato presidencial… y así, el 1 de diciembre de 2018, López Obrador se convirtió en Presidente Constitucional al acudir al Palacio Legislativo de San Lázaro para rendir protesta frente al Congreso de la Unión…
A partir de entonces, nada ha ido viento en popa, nada ha salido como lo planeó, lo que está pasando, no estaba en su script.
Aunque tomó fuertes medidas de austeridad en instancias gubernamentales para solventar programas sociales, su lucha contra la corrupción ya no está dándole los niveles de aprobación que venía manejando.
Ha tenido que enfrentar momentos polémicos que han generado incertidumbre en rubros como seguridad, economía e infraestructura, entre ellos, la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, la construcción del Aeropuerto Felipe Ángeles en la base militar de Santa Lucía, y la ola de violencia en Sinaloa debido a la captura y liberación de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín «El Chapo» Guzmán.
Seguramente en aquel Plan Maestro Presidencial, tampoco figuraba una pandemia… el impacto que puede causar el coronavirus en la actividad económica del país durante 2020 haría prácticamente inalcanzable la meta de crecimiento sexenal de 4 por ciento, tan manoseada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Aunque el pronóstico de crecimiento de los especialistas visualizó una recuperación de 1.7 por ciento para el próximo año, el promedio de crecimiento para la primera mitad del sexenio sería de -0.5 por ciento.
Y sin embargo el presidente dice que “Hay politiqueros que hasta hacen conferencia de prensa hablando del coronavirus, haciendo videos falsos con información falsa”…. Y asegura que “Hay condiciones inmejorables para crecer a pesar de las circunstancias”.
Con esas declaraciones, sus “otros datos” y su falta de tacto, lo que sí es cierto es que su sueño sí se cumplió, sólo que, ¿quién podría con ese nivel de frustración? ¿No es mejor esa realidad alterna donde vive? … Ahora dice que decidió bajar los precios de gasolina porque está costando menos su importación y esta acción ayudará a fortalecer a la economía popular frente a la crisis por el coronavirus, se está colgando una medallita que no le pertenece y sin embargo, él cree su propio discurso. “Ahora con esta crisis, que produjo la pandemia del coronavirus, bajó el precio de las gasolinas y por eso se tomó la decisión de bajar su precio”, comentó.
Esa es Amlolandía, el país del crecimiento económico, de la armonía social, es el país que soñó el Presidente años y años, uno que sólo existe en su mente.
Aletia Molina
@AletiaMolina