Agronoticias

Coronavirus y fiebre porcina africana dos enfermedades con impacto económico y productivo

Publicado por
Aletia Molina

Todos los organismos vivos compartimos el ambiente, los ecosistemas, y nos relacionamos de diversas maneras. Una de ellas es el intercambio de microorganismos en evolución de los cuales algunos provocan enfermedades, esto requiera estrategias sanitarias integrales para enfrentarlos. Según la Organización Mundial de la Salud el enfoque «Una salud» está concebido para diseñar y aplicar programas, políticas, leyes e investigaciones en el que múltiples sectores se comunican y colaboran para lograr mejores resultados de salud pública. Son especialmente pertinentes en la inocuidad de los alimentos, el control de zoonosis (enfermedades transmisibles entre animales y humanos) y la lucha contra la resistencia a los antibióticos porque las bacterias, tras estar expuestas a antibióticos, se vuelven más difíciles de destruir.

Un ejemplo histórico es la peste negra o muerte negra, junto a la gripe española, la pandemia más devastadora en la historia de la humanidad que afectó a Eurasia en el siglo XIV y que alcanzó un punto máximo entre 1347 y 1353. Solo en Europa, murió aproximadamente un tercio de la población. La bacteria Yersinia pestis. anteriormente conocida como Pasteurella pestis es transmitida a los humanos desde las pulgas de los roedores cercanos como las ratas. El estómago de la pulga es infectado por la bacteria que bloquea el funcionamiento de este haciendo que por hambre pique varias veces a su huésped incorporando así la bacteria al torrente sanguíneo de la rata, otra pulga pica a la rata enferma y está a otra o a un humano.

La propagación de Yersinia pestis en el estómago de la pulga alcanza condiciones óptimas a una temperatura por debajo de 27,5 ºC. Esta temperatura sería la que se daría en el este y centro de África después del cambio climático del año 535-536 generando la primera epidemia que luego se traslada a Asia y de allí por la ruta de la seda vuelve a Europa. Las aglomeraciones humanas, mala higiene, expansión de roedores y condiciones ambientales cambiantes y predisponentes se combinan faltamente.

De los 1415 patógenos humanos conocidos, el 61% son zoonóticos, transmitidos por animales. Por rabia aún en el mundo mueren 50 mil personas por año, hay en las Américas una epidemia muy importante de dengue con más de 125.000 casos en 2020 y un récord de tres millones en 2019 con 1400 personas fallecidas.

Estas semanas estamos frente a dos epidemias con epicentro en China, una focalizada en humanos y la otra en porcinos, COVID-19 o coronavirus y Fiebre porcina africana.

Para ambas y desde el fondo de la historia el temor a las pestes genera una dinámica social económica además de la biológica. En coronavirus, a partir de animales silvestres aún no determinados, la biológica comenzó con fuerza y está empezando a detenerse en su centro de origen, China, y se expande en el resto del hemisferio norte. En el hemisferio sur al momento todos los casos son importados. Si el comportamiento es semejante a otras epidemias, se controlará en el Hemisferio Norte en su primavera y pasará al sur, donde si se hacen bien las cosas se tendrá la experiencia y aprendizaje de estos meses.

La dinámica económica y social va detrás de la biológica. Y a un par de meses de la crisis se manifiesta a pleno en el coronavirus. El impacto económico es importante donde cae fuerte el turismo y la logística comercial y productiva. A pesar de que desde comienzo de año fallecieron por esta enfermedad unas 3400 personas y por gripe común van 650 mil, una desproporción importante y poco reflejada en el acoso informativo de estos días. El año pasado solo en EE. UU. hubo 14 mil muertos por gripe común. Seguramente este año serán muchas menos, también históricamente los fue en Argentina en otros casos de miedos, por los cuidados higiénicos por coronavirus.

Cuando comience a disminuir la epidemia de coronavirus, habrá que recuperar stock y realinear producción de los alimentos. Mucho de lo no consumido será una pérdida real. Pero allí quedará en evidencia los problemas reales tapados por ella y su uso para cubrir otros desequilibrios previos como la burbuja financiera global, o lo relevante que para el mundo de los exportadores de alimentos vengo anticipando hace ya casi un año, que es la fiebre porcina africana y su consecuencia que es y será la total reconfiguración del mercado de las proteínas animales Como hemos dicho en otras columnas la fiebre porcina africana, proveniente de patógenos adquiridos por el cerdo doméstico en África y que pasó a Portugal/España hace 50 años donde se controló y luego pasa a los jabalíes de Eurasia, permaneciendo en Rusia hasta que recientemente se expande a China y a Europa del este. Sería interesante estudiar si el cambio ambiental jugo algún rol.

Con una pérdida de hasta el 50% del rodeo porcino chino, que hace un año tenía la mitad del mundial, los precios de los granos como soja y maíz se sostuvieron solo por la mala cosecha de EE. UU, esta temporada vamos a valores récords de producción en EE. UU. y Brasil. Lo cual generará un derrumbe para exportadores de insumos para los alimentos balanceados, soja y maíz, principalmente Argentina. Y también una enorme reactivación tanto para los exportadores de carnes como para los productores de proteínas vegetales símil carne picada. Ninguna dará abasto a la demanda.

Sin fuertes inversiones que modifiquen las exportaciones actuales de Argentina, ya que exporta el 63% del maíz producido como grano o más del 90 % de la harina de soja, quedará fuera de estos mercados con gran crisis los años próximos de balanza comercial. Solo promoviendo inversiones en las Bioeconomías lo que llamo Vaca Viva, con condiciones semejantes a Vaca Muerta se logrará revertir.

Resumiendo, ni ignorar ni sobreestimar la epidemia de coronavirus, estamos conectados biológicamente con todos los seres vivos y eso requiere estrategias combinadas “Una Salud”, hay que poner en perspectivas cuantitativas y temporales los problemas, entender el rediseño del mundo y especialmente el de las proteínas. Y es fundamental entender que, si no generamos condiciones como las de Vaca Viva u otras semejantes perderemos no solo oportunidades, sino que también hundiremos nuestra balanza comercial en los próximos años.

Entender esto también es agregar conocimiento a la biomasa, es decir hacer mejor Bioeconomía. (https://www.clarin.com/)

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Aletia Molina