Coronavirus

Coronavirus en Italia: la pesadilla de la epidemia se expande al sur y se teme por las grandes ciudades

Publicado por
Aletia Molina

Italia está lejos de cantar victoria como los chinos, que desde el jueves no registran más contagiados. Mientras Lombardía, la más grande y próspera región italiana, comanda los datos dramáticos de la difusión del coronavirus, con 3.405 muertos y 33.190 contagiados que suben a 41.037 contando fallecidos y curados, la pesadilla de la epidemia comienza a incluir otras realidades. Preocupan Milán y las otras 13 áreas metropolitanas donde se concentra buena parte de los 60 millones de habitantes y se teme el estallido de nuevos brotes.

En Puglia ya han comenzado a caer contagiadas las familias de los jóvenes que huyeron de Milán a principios de este mes para evitar la cuarentena nacional y pronto el fenómeno será visible en Sicilia, donde llegaron 31 mil desde la capital lombarda y nadie sabe cuántos estaban apestados. También en Calabria, Nápoles y su zona, se registran casos parecidos.

Italia es un país chico, con menos territorio que la provincia de Buenos Aires, nueve veces menor que la Argentina, y una población enorme.

Combinación muy negativa para el caso de una epidemia como la del coronavirus que se expande vertiginosamente entre la gente. Por eso el gobierno y las autoridades sanitarias esperan casi con desesperación que el brote principal, que ya ha matado más gente que en China, entre en remisión a fin de afrontar la que se viene.

Mientras en las otras zonas de Lombardía la epidemia ha sembrado lutos graves, al parecer con más muertos y mucho más contagiados que lo que dicen las estadísticas oficiales, Milán ha resistido bastante bien a la agresión del Covid-19. Pero Giulio Gallera, el “ministro” de la región que todos los días da el rosario de datos de las víctimas y ofrece un panorama de la situación, el jueves dio un salto al leer que en la Milan metropolitana hubo 635 contagiados en un solo día.

El área metropolitana de la “capital moral” de Italia alberga tres millones y medio de habitantes, gobernada por un alcalde de centroizquierda, Giuseppe Sala, que con los líderes de la región, que pertenecen a la derecha, trata de domar el potro de los milaneses que resisten la orden de quedarse en sus casas como única forma de combatir la peste. En algunas zonas del área metropolitana se estima que el 40% de la gente sale de sus casas. Por trabajo la mayoría, porque las industrias y los transportes funcionan. Pero también los que salen a caminar, alargan las compras, visitan parientes y amigos o se burlan de las medidas de prevención.

El presidente regional Attilio Fontana se desgañitó este jueves pidiendo disciplina. Apeló al miedo y a la responsabilidad y amenazó: “Tendremos que tomar medidas restrictivas aún más duras”. No estaba bromeando. El gobierno nacional se apresta a hacer más rígidas las restricciones al movimiento de personas.

Gallera advirtió: “Estén lejos también de los familiares”. Se sabe que en muchas casas hay parientes positivos al Covid-19 que no están debidamente aislados. Encima reciben visitas.

El profesor Massimo Gialli, luminaria científica en enfermedades infecciosas en la Universidad y en el hospital Sacco de Milán está enojado “porque con los números espantosos de esta epidemia, que seguirán subiendo, hay demasiada gente que da vueltas por la ciudad”.

Galli quiere que haya más control de los pacientes que están a millares en los domicilios. “Espero que no nos encontremos con muertos en las casas”.

Pero esto ya ha ocurrido, sobre todo en Bérgamo y Brescia, las vecinas provincias que sufren el mayor castigo del corona virus. Es “vox populi” que los números oficiales no cuadran. Los alcaldes lombardos estiman que los contagiados son cinco veces más numerosos de los que señalan las estadísticas, y esto explica la virulencia de la epidemia. Y como consecuencia el número de muertos es más elevado.

”Hay gente que muere en sus casas y van al cementerio y al crematorio sin que los casos sean denunciados, como demuestra el número de servicios diarios de las compañías fúnebres privadas, que no dan abasto”, explica un periodista local en Brescia.

El profesor Galli siempre dijo que la gran batalla contra el virus tiene por principal escenario la Lombardía. “Estoy muy preocupado por lo que ocurrirá”. El virólogo cree que un gran número de infecciosos se produjo antes que se supiera de la existencia del Covid-19 en la zona. Galli critica que ahora la prueba de detección de los hisopados nasales “se hace solo a los que presentan fuertes síntomas de la enfermedad”, por lo que se pierde el control de buena parte de las infecciones.

“Así es como hemos mandado a sus casas a muchos que están infectados sin saberlo, son asintomáticos. Estos últimos contagian a los familiares y la epidemia no disminuye.”

Los contagiados en Lombardía “son muchos más de los que hemos registrados”. “Esto nos dice claro que la infección debe haber aparecido con difusión incontrolada casi cuatro semanas antes de la explosión del 21 de febrero en la provincia de Lodi”.

Aunque Milán es el área metropolitana que en estos momentos más preocupa, los miedos más concretos tienen otro nombre: Roma, con sus cuatro millones y medio de habitantes entre la capital italiana y sus alrededores.

“Los datos de muertos y contagiados están subiendo más allá del 20% diario de la última semana, dijo el responsable de la sanidad de la región Lazio, cuya capital es Roma”. Añadió que “todos los hospitales se están preparando para una expansión de la epidemia”.

El sistema hospitalario está en alerta y dieciseis nosocomios aceleran la construcción de nuevas estructuras, sobre todo en la instalación de más camas de terapia intensiva.

El centro de excelencia principal de Italia es el Instituto Spallanzani, interlocutor constante a nivel internacional. Cuatro estructuras nuevas que funcionarán coordinadas por el Spallanzani, se están agregando en otras zonas de Roma, entre ellos en el policlínico de la Universidad de Tor Vergata y en un anexo del hospital universitario Gemelli.

Para los niños se están haciendo ampliaciones en el Bambino Gesú, el hospital pediátrico considerado uno de los mejores del mundo, propiedad del Vaticano, que es un nosocomio público italiano.

Fuente: Clarín

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Aletia Molina