Por si no hubiera tenido suficiente con el terremoto de 2010, el cólera, el dengue, los huracanes, la falta de agua, la pobreza, la insalubridad, la desnutrición, la violencia, la inestabilidad política, la corrupción o la inseguridad, Haití se enfrenta ahora a un peligro desconocido: el nuevo coronavirus.
La nación más pobre del hemisferio occidental reportó en la noche del jueves 19 de marzo los dos primeros casos de covid-19 y decretó desde entonces el estado de emergencia para intentar frenar la expansión de una pandemia que en el mundo había dejado más de 11.000 muertos, según el Instituto Johns Hopkins de EE.UU.
«Las escuelas, centros de formación profesional, universidades estarán cerradas desde este viernes. El gobierno declara un toque de queda en todo el territorio nacional entre las 8 p.m. y las 5 a.m. a partir de este viernes», anunció el presidente, Jovenel Moïse.
El país caribeño, que todavía intenta levantarse de un sismo que acabó con lo poco que tenía en pie en 2010, había cerrado sus fronteras y cancelado casi todos los vuelos desde la pasada semana para intentar contener la llegada del virus.
Y mientras nuevos casos aparecían y se multiplicaban por casi todo el planeta, Haití aparecía sobre el papel como uno de los pocos lugares libre de covid-19. Era solo cuestión de tiempo.
«Sospecho que en realidad estaba allí desde antes y me temo que lo que viene es muy preocupante», asegura a BBC Mundo Conor Shapiro, director general de Health Equity International, una ONG que lleva ayuda médica al país.
«Si para todos los países será muy difícil, creo que ya deberíamos estar alarmados por lo que pasará en Haití», agrega.
Antes de la llegada del coronavirus e incluso antes del terremoto -que hizo de Puerto Príncipe una pila de escombros, mató a más de 316.000 personas y dejó a más de 1,5 millones sin hogar- Haití llevaba tiempo haciendo trágico honor a su fama de nación más pobre del hemisferio.
Antes del terremoto de 2010, unos dos tercios de sus 10 millones de habitantes ya vivían en la pobreza extrema y sin acceso a agua potable. Y tras el sismo, un brote de cólera que ya se ha vuelto endémico ha dejado unos 10.000 muertos.
Ahora, una década después y tras meses de inestabilidad social que han llevado incluso a la policía a enfrentarse a balazos con el ejército, la nación caribeña se enfrenta quizás a un problema mayor.
«Tanta gente viviendo hacinada, sin agua potable o jabón, sin poder abastecerse de comida y sin poder comer si no trabajan… creo que la epidemia de cólera fue predictiva (de lo que puede pasar ahora): Haití tuvo la peor que se ha dado en la historia. La pesadilla será peor que la de Italia», afirma Brian Concannon, fundador del Instituto para la Justicia y la Democracia en Haití (IJDH).
Franciscka Lucien, directora general de IJDH y quien trabajó en Haití durante la epidemia de cólera, asegura por su parte que el panorama podría ser incluso peor que en otras naciones, dado los altos niveles de pobreza y de insalubridad.
«Estamos hablando de un país donde la mayor parte de la población vive muy por debajo de todos los estándares de pobreza, en una infraestructura prácticamente destruida», le cuenta a BBC Mundo.
«Otras epidemias han demostrado que las partes más afectadas son aquellas donde viven la gente que es más vulnerable y es por eso que el coronavirus es algo muy preocupante, porque la mayor cantidad de la población de Haití vive en la pobreza», señala.
Shapiro, por su parte, indica que los altos índices de desnutrición o la elevada cantidad de personas inmunodeprimidas, con VIH o, incluso, tuberculosis, hace que la población de riesgo sea comparativamente más vulnerable que en gran parte de las naciones del mundo.
Haití es el país con mayor casos de sida en el Caribe y sus tasas de prevalencia del VIH se encuentran entre los más altos de la región, mientras tiene la mayor prevalencia de tubercolsis de todo el continente y el 22% de sus niños menores de 6 años sufre desnutrición severa.
Pero según Lucien, más allá de las estadísticas que lo potencian como un candidato perfecto para un desastre sanitario terrible con la llegada del nuevo coronavirus, uno de los mayores peligros es que la enfermedad se vuelva incontrolable en un país donde el sistema de salud no da abasto en circunstancias normales.
«Una de las cosas que más me preocupa es que la covid-19 acabe de hacer colapsar un sistema de salud que no alcanza para el día a día», señala.
Fuente: BBC