Si toda la fuerza laboral femenina del país deja de laborar un solo día, incluyendo el trabajo no remunerado, como se plantea para el próximo 9 de marzo en protesta por la violencia contra las mujeres, la economía podría registrar una pérdida aproximada a 37.7 mil millones de pesos. Esa cantidad es superior a los ingresos petroleros que captó el gobierno federal durante diciembre pasado.
Al cierre de 2019, la población femenina ocupada en el país ascendía a poco más de 22 millones de trabajadoras. De acuerdo con estimaciones, si todas ellas dejan de laborar un día, el valor agregado bruto de la economía se reduciría aproximadamente en 26.1 mil millones de pesos, solamente por su ausencia.
Sin embargo, el impacto podría ser mayor si se considera también el valor que se dejaría de generar correspondiente al trabajo no remunerado que realiza la mujer, relacionado con las labores domésticas y de cuidado, y que puede representar hasta 11.5 mil millones de pesos en un día, es decir, cerca de 17.5% del PIB que se genera en una jornada.
Por grandes divisiones económicas, el sector terciario relacionado con los servicios sería el más afectado, por el peso que tiene en él la mano de obra femenina. Se estima que la pérdida en una jornada ascendería a 20.6 mil millones de pesos, que representa 79.1% del total generado por las mujeres.
A su interior, las actividades más afectadas podrían ser el sector comercio, con la pérdida de 6.8 mil millones de pesos, seguida de los servicios sociales con la no generación de 3.4 mil millones, así como los restaurantes y servicios de alojamiento con 3.1 mil millones solo por el valor no agregado por el trabajo de las mujeres en estas actividades.
Además del sector servicios, la industria manufacturera sería la más afectada, con una pérdida estimada de 4.3 mil millones de pesos por concepto del ausentismo de las trabajadoras de este importante segmento de la economía.
Adicional a lo anterior, habría que considerar el impacto indirecto que implicaría la no participación laboral de las mujeres, es decir, el hecho de que no asistan al trabajo un día también frenaría la labor de los hombres, sobre todo en aquellas actividades donde la mano de obra femenina es importante. También hay un impacto por el consumo que dejarían de realizar por concepto de transporte y alimentación fuera de casa, entre otros bienes y servicios.
Más allá del costo económico de su ausencia, la protesta en contra de la violencia hacia las mujeres es muy relevante al constituirse en una importante llamada de atención no solo al gobierno, sino a la sociedad en su conjunto, en especial por el problema de los feminicidios que se han dado a conocer en fechas recientes.
Fuente: El Universal