El Covid-19 se ha cobrado hoy tres víctimas mortales más, asciendo el número de fallecidos por coronavirus a seis en el país transalpino. A esta última víctima, una paciente de cáncer que estaba ingresada en un hospital de Brescia, hay que sumarle los dos homes, de 88 y 84 años, de los que se conocía su muerte esta mañana. El primero de ellos era de Caselle Lanne, de la provincia de Lodi, mientras que el segundo, de 84, permanecía ingresado en el hospital Juan XXIII de Bérgamo (Lombardía).
Los tres fallecidos anteriores a les tres víctimas de hoy eran una mujer que padecía un cáncer avanzado y falleció en la provincia de Cremona, un hombre de 78 años de Vo’ Euganeo, en la provincia de Padua (Véneto) y una mujer de 77 años que estuvo en Codogno y que dio positivo al virus en una prueba realizada tras su muerte. En todos los casos el virus no provocó directamente la muerte sino que le agravó las patologías previas que padecían.
Los últimos balances oficiales de este lunes hablan de 219 casos diagnosticados por Covid-19 en la península itálica, la mayoría de ellos (más de 150) en Lombardía, pero también una veintena en Véneto y algunos en Piamonte, dieciséis en Emilia-Romaña y una en Lacio.
”El número de infectados está aumentando. Estamos a 150 en la región, según los datos que nos han comunicado hace algunos minutos. Esperemos que las medidas que hemos tomado ayuden a frenar el contagio”, explicó el gobernador de la Lombardía, Attilio Fontana. Fontana ha reconocido que nadie podía pensar “que fuese tan agresiva la difusión” del virus. Italia es ya el tercer país del mundo, por detrás de China y Corea del Sur, en número de infectados
Al Gobierno de Giuseppe Conte no le ha quedado más remedio que emitir un decreto ley para prohibir las entradas y salidas de la llamada zona roja, los diez pueblos en la provincia lombarda del Lodi más cercanos a Codogno, el epicentro del brote, y en Vo’ Euganeo, el pequeño municipio del Véneto donde se registró el primer muerto italiano, un hombre de 78 años que jamás había estado en China. Quien se salte estas prohibiciones en los puntos de control podría enfrentarse a hasta tres meses de cárcel y 200 euros de multa.
Hay más de 50.000 personas completamente aisladas. Es precisamente la falta de piezas clave en la cadena transmisora lo que más preocupa a los expertos. Si bien en un principio se pensaba que el primer paciente ingresado en Codogno, Mattia, un hombre de 38 años, había sido contagiado por un amigo suyo que había estado días antes en China y que no presentaba síntomas, los análisis definitivos lo han descartado. Por lo tanto, Italia sigue buscando al llamado paciente cero . El gobernador Fontana dijo que ahora necesitan “mirar a otras partes”. “Estamos siguendo dos hipótesis, e intentaremos entender si una de las dos es correcta”, precisó.
La psicosis ha comenzado a paralizar el país. Las clases se han suspendido por lo menos durante una semana en cuatro regiones enteras, la Lombardía, el Véneto, el Piamonte y la Emilia-Romaña. El carnaval de Venecia, uno de los eventos más importantes del año que debía terminar el martes, acabó de golpe por órdenes del gobernador del Véneto, Luca Zaia.
Allí es habitual ver a gente disfrazada con una máscara de pico para emular al doctor de la peste que azotaba Europa durante la edad media y el Renacimiento, pero ayer los turistas paseaban por la ciudad de los canales con las populares mascarillas de papel que se han agotado en toda Italia. Zaia, un popular político de la Liga que lleva diez años al frente de la región, confesó que jamás se había enfrentado a una crisis de tanta gravedad.
Las colas en el supermercado no son ya algo exclusivo de los pueblos aislados. En Milán, la capital económica italiana, además de cerrar las aulas, se han cancelado los espectáculos teatrales y no se puede ir al cine. Continúan repitiéndose imágenes de esta ciudad estanterías vacías ante el miedo de que pronto pueda cerrarse la ciudad entera.
“Es una locura. Parece que estemos en Bagdad. No podemos reponer los estantes con suficiente rapidez”, dijo a Reuters una vendedora en el supermercado Esselunga Solari. En toda Italia se han agotado las mascarillas y los geles desinfectantes, y los precios en los portales de venta por Internet ya son desorbitados.
Algunas madres milanesas decidieron irse al campo con sus hijos durante unos días. Se han cancelado viajes de esquí por la semana blanca. El Duomo de Milán está cerrado y la famosa plaza estaba completamente vacía, una imagen extraña en un domingo. También ha bajado el telón el Teatro de la Scala hasta nuevo aviso. Todas las ferias y congresos que se iban a celebrar en esta gran ciudad han sido aplazados.
La semana de la moda femenina continuó, aunque con cambios: los diseñadores Laura Biagiotti y Giorgio Armani decidieron hacer sus pasarelas a puerta cerrada para “salvaguardar el bienestar de todos sus invitados”. Armani presentó sus colecciones, pero lo hizo con las modelos caminando en una sala vacía y mostrándolo en las redes sociales. Se pospusieron cuatro partidos de la Serie A y se han terminado las excursiones escolares dentro y fuera de Italia.
“Ha aparecido un virus muy contagioso y se debe hacer de todo para evitar la propagación”, contó a La Vanguardia Roberto Burioni, profesor de microbiología y virología en la universidad San Raffaele de Milán, que también está cerrada. “Todas las personas que han estado en contacto con alguien enfermo deben ser aisladas. El resto, deben evitar los lugares con mucha gente y lavarse mucho las manos, pues hemos detectado que el virus se contagia por el contacto de las manos en más del 50% de los casos”.
Otra experta, Maria Rita Gismondo, al frente de la sección de microbiología, virología y diagnósticos en el hospital Luigi Sacco de Milán, que está llevando a cabo las pruebas por coronavirus, cree que todo es desmesurado. “Parece una locura. La gente está confundiendo una infección que es levemente más seria que la gripe con una pandemia letal. No es así. Mirad los números”, escribió en su cuenta de Instagram.
Fuente: La Vanguardia