El Presidente Ejecutivo de la Asociación Nacional de Abarroteros Mayoristas, Iñaki Landáburu Llaguno, alertó que el nuevo etiquetado aprobado unilateralmente por el Gobierno Federal sólo propiciará “un mercado ilegal, mercado negro de alimentos” en perjuicio del consumidor lo que afectará a las empresas productoras de alimentos procesados, a más de 140 empresas mayoristas y 630 mil tienditas de abarrotes que existen en el país pues estarían en riesgo de cierre en el mediano y largo plazo.
Lo anterior, dijo, implicará una baja en las ventas porque serán muchísimos los alimentos que requerirán este nuevo etiquetado como dulces, golosinas, pan, leches, lácteos, yogurt, quesos, paletas, entre otros.
Ante ello es que, sostuvo, el etiquetado aprobado es un retroceso porque elimina información relevante para todos los mexicanos y contiene menos información disponible para comparar entre los distintos alimentos. Se limita a fijar un sello negro.
Lamentablemente, alertó, ahora vamos a tener chocolates hechos en Taiwán o en Guatemala que no cumplen con las normas, ni con el contenido y mucho menos con el etiquetado que van a entrar en México porque además la reformulación que parece tan sencillo resulta que hay productos en los que se caerán las ventas por qué no sabrán igual.
Al convocar al Estado a que otorgue a la industria y al sector un plazo mayor a los 2 años para sacar los inventarios existentes con el etiquetado actual, detalló que las nuevas reglas generará un comercio desleal pues mientras al pan embolsado (Bimbo o Marinela) tendrá “etiquetado negro” por los niveles de calorías el de una panificadora se comercializará sin ese requisito.
Para los mayoristas del país es particularmente preocupante que se pretenda implementar un nuevo etiquetado, sin considerar los inventarios existentes y las dificultades logísticas que implica mantener una distribución constante, que asegure el abasto de alimentos y bebidas a lo largo del territorio nacional.
“En concreto, el nuevo etiquetado no va a servir para reducir la obesidad porque la gente va a seguir comiendo el pan, la torta, la quesadilla en un aceite reciclado por más de una semana que contiene todas las grasas y todos los azúcares posibles”, enfatizó el directivo de la ANAM.
En entrevista de medios, Iñaki Landáburu Llaguno, a nombre del sector abarrotero reiteró su llamado al Gobierno Federal para que escuche a la industria, al comercio, porque “no estamos para decrecimientos, al contrario, tenemos que buscar un crecimiento de la economía así como un crecimiento en el comercio en México”.
Reiteró que hay que considerar que habrá una caída en las ventas de los productos alimenticios y esto no se va a recuperar.
Por lo menos, destacó, para sacar el inventario de las tiendas deberían darnos dos años para poder hacer, primero el cambio de etiquetado de los productores y después el consumo total de todo el inventario que está en el canal porque el inventario total existente al 2020 no creo que lo tenga nadie.
“Nosotros como comercio tenemos más preocupaciones como el qué va a pasar con los inventarios que existen en los fabricantes y qué va a pasar posteriormente con los inventarios que tenemos los comerciantes mayoristas y las tiendas al menudeo, cómo los vamos a desplazar porque estamos seguros que los fabricantes no van a aceptar una devolución masiva”, subrayó.
Asimismo, habrá que considerar el surgimiento del mercado negro o el mercado ilegal los cuales se van a fortalecer, va a ser muy buen negocio como sucede con los cigarros que ingresan al país de contrabando y se comercializan a precios más bajos que los que se expenden en tiendas.
Igualmente existe el mercado negro de bebidas alcohólicas adulteradas y que se comercializan en perjuicio no solo de las tiendas sino de la salud de quien las consume.
Por ello, Iñaki Landáburu Llaguno, advirtió que no nos va afectar al grado de que se cierren tiendas porque va haber muchos otros productos pero sí dañará las ventas y como ejemplo está Chile país al que se le impuso un etiquetado similar al que se pretende para México y se cayó 25 por ciento su comercio. Llevan cuatro años y no se han recuperado los niveles de venta que tenía originalmente.
Por ejemplo a un alimento le iban a poner seis octágonos y finalmente se quedaron con dos octágonos pero el producto cambia de sabor, la gente deja de comprarlo y posteriormente en dos o tres años, como sucedió en Chile, tuvieron que regresar a la fórmula inicial y volverle a poner todos los octágonos que tenía.
Ahora los mexicanos no podrán conocer el contenido preciso de los nutrimentos de manera clara y veraz.
De esa manera, la nueva norma no cumple con el propósito de informar con precisión y veracidad a los consumidos para integrar una dieta correcta; mucho menos para contribuir al combate del sobrepeso y la obesidad.
Al momento de elegir, los consumidores mexicanos no podrán conocer la información completa sobre los alimentos de su preferencia.
Lo único que verá es un anaquel tapizado de sellos negros de advertencia, sin más información sobre el contenido.
La nueva norma tampoco promueve la reformulación de productos ni incentiva la reducción de porciones, para disminuir el consumo de calorías, grasas, azúcares y sodio.
Habrá alimentos que se han reformulado y también contarán con los mismos sellos negros que el producto original, lo que anula el incentivo de la innovación.
Recordó que a través de los mayoristas, los pequeños y medianos productores, distribuyen sus alimentos y bebidas a todas las regiones del país, empezando por las localidades de más difícil acceso.
Esta cadena de valor asegura que los hogares mexicanos cuenten con una amplia oferta de productos de calidad, seguros para el consumo y para todas las etapas de la vida.
Como señalan los profesionales de nutrición, la obesidad y el sobrepeso son resultado del desequilibrio entre las calorías que se consumen y las que el cuerpo gasta, por lo que se requiere una perspectiva integral que aborde este problema de manera multifactorial para alcanzar resultados favorables, concluyó. (BOLETÍN DE PRENSA ANAM)