Economía

Lo más destacado del G20 2020: Gabriel Casillas

Publicado por
José Cárdenas

Gabriel Casillas

El fin de semana pasado se llevó a cabo la reunión cumbre ministerial del Grupo de los Veinte (G20) en Riad, ciudad capital del Reino de Arabia Saudita (“Arabia Saudita – Presidencia del G20 en el 2020”, 18 de febrero). Si bien en noviembre se llevará a cabo la reunión cumbre presidencial -en donde se firmarán acuerdos, etc.-, la reunión ministerial es muy relevante porque es en donde se fija la agenda, las políticas que se desean instrumentar de manera coordinada e inicia la negociación de los acuerdos que posteriormente se desean firmar. En mi opinión, lo más destacado fue lo siguiente:

(1) Los trabajos propios de la agenda. El aspecto que considero que dominó la agenda fue la aplicación del marco ‘ESG’ (Environmental-Social-Governance o ambiental, social y de gobernanza) a todos los niveles para poder lograr los objetivos de la agenda del G20 2020. Si bien la evaluación ‘ESG’ lleva algunos años instrumentándose en empresas, ahora se está pomoviendo la utilización de este marco a nivel soberano para tener una mejor evaluación de mediano y largo plazo del riesgo que implica invertir en tal o cual país, que incluye el reconocimiento de vulnerabilidades institucionales y de estabilidad social, así como las que se derivan del cambio climático.

(2) Aspectos macroeconómicos estructurales. Considero que el objetivo macroeconómico global se centró en generar conciencia no solo sobre los beneficios de la apertura comercial en el crecimiento económico, sino también en la reducción de la desigualdad. En este sentido, por ejemplo, la flamante Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, destacó que si bien existen una gran cantidad de ejemplos y estudios en donde quedan claros los beneficios de la apertura comercial en el crecimiento económico, existen dudas importantes sobre su impacto en la disminución de la desigualdad. Así, Georgieva destacó que el precio promedio de los bienes que normalmente consume una familia de clase media o alta en una economía abierta es 25 por ciento menor al de una economía cerrada y en el caso de las familias menos favorecidas, los bienes llegan a ser 65 por ciento más baratos en una economía abierta, contribuyendo así en la reducción de la desigualdad. Asimismo, las discusiones también se centraron en el grado de apertura de los flujos de capital de las economías, en donde la ola de populismo nacionalista que ha estado afectando al comercio internacional, ha empezado a permear en los flujos de capital. En este punto en particular destacó la intervención del Gobernador del Banco de México, Díaz de León, que utilizando a México como ejemplo, enfatizó en la importancia de mantener libre movilidad de capitales y un régimen de tipo de cambio flexible para poder obtener todos los beneficios de la apertura comercial. Sobre todo en el sentido de diversificar la base de inversionistas, lograr un mayor desarrollo de los mercados locales y mejorar el proceso de formación de precios. Agregó que en lugar de imponer restricciones, es deseable mantener fundamentales macroeconómicos sólidos y hojas de balance sanas tanto a nivel público, como privado.

(3) Coyuntura actual. El tema central continúa siendo el ciclo económico y la probabilidad de que nos encontremos cada vez más cerca de una recesión global. A diferencia de las reuniones de otoño del FMI (octubre 2019) o del Foro Económico Mundial en enero de este año -en donde se destacó la ‘desincronización’ de la desaceleración económica global, primordialmente por la solidez de la economía estadounidense-, la discusión se centró en la posibilidad de que el impacto del “Coronavirus” pueda llegar ser el detonador de la siguiente recesión global, debido principalmente a cuatro factores: (a) El “Coronavirus” no es como el SARS, es mucho más contagioso; (b) la economía china es mucho más grande y más relevante para el crecimiento mundial que en 2002 cuando fue el brote del SARS. En 2002 la economía china representaba 8.3 por ciento de la economía mundial, mientras que hoy por hoy la economía china es una quinta parte del PIB global; (c) la economía a nivel global se encuentra en un estado mucho más vulnerable que en 2002, sobre todo porque lleva un largo periodo de tiempo en expansión, la inversión privada no repuntó significativamente durante este periodo y no hay mucho espacio para instrumentar más

estímulos monetarios, debido a que las tasas de interés a nivel global ya se encuentran en niveles históricamente muy bajos; y (d) si bien la mayoría anticipa que la recuperación de la economía china va a ser en forma de “V”, existe una probabilidad no despreciable de que la ‘recuperación’ sea en forma de “L”, sobre todo porque las empresas que no anticipen mucho crecimiento en el futuro cercano ‘aprovechen’ este choque externo para dejar de invertir y entonces la economía global observe una recuperación incipiente.

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FE DE ERRATAS: La semana pasada escribí que su excelencia Mohammed bin Salman era el rey de Arabia Saudita. Esto no es correcto. Si bien bin Salman ha sido responsable de instrumentar los cambios que comenté, él es el príncipe heredero, no el rey. El rey es su papá, Salman bin Abdulaziz Al Saud. Agradezco enormemente a Luis Ernesto Derbez y a Gerardo Zúñiga que amablemente hayan llevado a mi atención esta imprecisión y por lo cual ofrezco una disculpa a mis estimados lectores.

Twitter: @G_Casillas

* El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF.

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José Cárdenas