Ana Paula Ordorica
Si Trump hubiese imaginado un buen escenario para el arranque de las campañas en las que él busca reelegirse, no habría ideado lo que está ocurriendo. Es algo demasiado bueno como para creerlo cierto. Y es un regalazo que le están haciendo los demócratas.
Iowa, aun cuando es el primer estado en elegir delegados del partido demócrata, es realmente insignificante en términos numéricos para definir la candidatura. Sólo aporta 41 de los mil 991 delegados que se requiere para ser el o la candidat@ del partido. En el estado solo pueden votar 250 mil personas de los 250 millones de ciudadanos estadounidenses que pueden participar en la elección general. Sin embargo, los contendientes pasan meses antes del caucus invirtiendo tiempo y grandes sumas de dinero porque saben que Iowa significa momentum. Quien gana Iowa logra la tracción para seguir recabando fondos y simpatizantes.
Pete Buttigieg invirtió 10.5 millones de dólares en Iowa; Bernie Sanders 10.8 millones; Biden 4.2 millones; el millonario Tom Steyer, 16.3 millones; Elizabeth Warren 6.3. Esto sin contar el dineral de los Super Pacs, que se estima invirtieron más de 14 millones de dólares tan solo en anuncios.
Además está el tiempo invertido. A Iowa viajaron todos los candidatos para entrevistarse cara a cara con los ciudadanos en múltiples eventos, chicos y grandes, en los que se tomaron selfies y respondieron las preguntas de los ciudadanos del estado que se enorgullece de ser muy activo políticamente. Este dineral en anuncios y campañas; este tiempo invertido logró, por el caos del caucus, que el momentum se lo llevara ¡Trump!
¡Vaya regalazo para el presidente!
Un problema con una aplicación que se quiso estrenar en este caucus generó el relajo en el conteo de votos que culminó con Buttigieg y Sanders declarando victoria y Biden reclamando el mal manejo de los resultados. Por un momento durante la noche del lunes parecía que estabamos ante los resultados de una elección en una democracia bananera, no en Estados Unidos. Buttigieg y Sanders, ambos, se declararon ganadores. ¿Cuándo habíamos visto eso en una elección estadounidense?
Trump, evidentemente se fue a su cuenta de twitter para burlarse de los demócratas: “El caucus demócrata es un tremendo desastre. Al igual que su manejo del país, nada funciona. Recuerdan el sitio web de Obamacare que costó 5 mil millones de dólares cuando debería haber costado el 2% de esa cantidad. La única persona que puede reclamar una gran victoria en Iowa es «Trump». Así, en tercera persona.
Ya se sabe que el presidente de EUA se crece cuando hay caos. Y entre el juicio político que culminará hoy con su exoneración y el desastre de Iowa que terminó sin poder dar resultados claros para los demócratas, Trump sabe que va en caballo de hacienda rumbo a su reelección.
A ello hay que agregar la popularidad de Trump: de acuerdo con la más reciente encuesta de Gallup, es de 49 por ciento, el nivel más alto desde que llegó a La Casa Blanca. Y entre los republicanos su apoyo es del 94 por ciento. Casi total.
Así que, en las últimas horas, entre el desastre de Iowa y estos números de Trump, el presidente no ha dejado de presumir que el partido demócrata está dividido mientras el republicano está más unido que nunca.
Me imagino la sonrisa de oreja a oreja de Trump. Sería difícil imaginar un mejor escenario para el presidente más disruptivo que ha tenido Estados Unidos. Apenas arrancan las campañas y los demócratas le están poniendo a Trump la reelección en bandeja de plata.
www.anapaulaordorica.com @AnaPOrdorica
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