La economía latinoamericana se recupera y crecerá un 1,6 % en 2020 y un 2,3 % en 2021, gracias al tirón de Brasil y pese al empeoramiento de las previsiones de expansión de México y el malestar social en Chile, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En su informe sobre “Perspectivas Económicas Globales” presentado este lunes en el foro Económico de Davos, el organismo destaca el bajo nivel de inversión en México, y la incertidumbre creada en Chile por las protestas sociales.
No obstante, el FMI pone el foco en la revisión al alza que ha hecho de la economía brasileña, donde el sentimiento económico ha mejorado de forma notable tras la reforma de las pensiones y el modo en el que se han aplazado las tensiones en el sector de la minería.
En Brasil, al igual que en otros mercados emergentes, prosigue el informe, se han notado los efectos de los bajos tipos de interés y la mejora de las condiciones de financiación.
En este país -al igual que en México, Turquía, Polonia, India o Rusia-, el coste de su deuda soberana se ha reducido de media en 25 puntos básicos.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado ligeramente sus previsiones de crecimiento de la economía global al 3.3 por ciento en 2020 y al 3.4 por ciento en 2021, debido a posibles “sorpresas” negativas en mercados emergentes como la India y al impacto de un malestar social creciente.
El informe de “Perspectivas Económicas Globales” presentado este lunes por la economista jefe del organismo, Gita Gopinath, en el Foro Económico Mundial de Davos, destaca algunos elementos positivos, como la sensación de que la actividad manufacturera y el comercio internacional han tocado fondo y sólo pueden remontar.
Incide en la aplicación de políticas monetarias menos rígidas, y en las buenas noticias que llegan sobre el conflicto comercial entre China y Estados Unidos, así como sobre las posibilidades de un “brexit” duro, cada vez más escasas.
Estos indicios, prosigue el informe, podrían contribuir a un aumento del gasto de familias y empresas, aunque por otro lado persisten las tensiones geopolíticas, particularmente entre Estados Unidos e Irán.
El reciente enfrentamiento entre ambos países podría empeorar aún más, señala el FMI, las relaciones entre Estados Unidos y sus socios comerciales, y ampliar las “fricciones” económicas entre otros países, lo que a su vez conduciría a un “rápido deterioro del sentimiento económico”.
Para el gigante estadounidense, el FMI calcula un crecimiento del 2 % en 2020 frente al 2,3 % estimado para 2019, que se reducirá aún más en 2021, hasta el 1,7 %, por las perspectivas de que el presidente estadounidense, Donald Trump, aplique una política fiscal demasiado neutra.
Los números de China, pese a la desaceleración constatada por el FMI, están lejos de los del resto de países: crecerá un 6 % en 2020 y un 5,8 % en 2021. Aún así, continuará su tendencia decreciente, que ya hizo que en 2019 su actividad se expandiera un 6,1 %, la tasa más baja desde 1990.
No obstante, también prevé el FMI un mayor grado de cooperación multilateral, y entiende que los estados deben protegerse frente a los riesgos mejorando su sector financiero y su política fiscal, sin olvidar la lucha contra las emisiones de efecto invernadero.
En el último trimestre de 2019 el crecimiento en los mercados emergentes -entre los que el FMI incluye la India, México y sudáfrica-, fue más débil de lo que estimaba el propio organismo en octubre del pasado año, en gran parte debido a la caída de la demanda interna.
Los riesgos que amenazan la economía global siguen bajo control y el FMI ha constatado que persiste la estabilidad de los mercados, algo a lo que ha contribuido la bajada de tono en el conflicto entre China y Estados Unidos.
Fuente: EFE