El ingeniero mexicano Carlos Slim Helú cumple 80 años de vida, durante los cuales ha forjado una exitosa carrera de negocios que lo ha llevado a ser uno de los empresarios más importantes de México y el mundo.
Desde muy pequeño recibió sus primeras enseñanzas empresariales, ya que su padre le daba a cada uno de sus hijos una libreta de ahorros junto con su habitual ‘domingo’ para que administraran sus ingresos y egresos, según información de la página carlosslim.com.
Ese fue el parteaguas para que Carlos Slim viera a la inversión y el ahorro como parte de su vida.
Sus raíces rindieron frutos, pues ahora es uno de los empresarios más poderosos a nivel mundial.
De acuerdo con el Índice de multimillonarios de Bloomberg, al cierre del año pasado Slim se perfiló en el onceavo lugar de 500, con una fortuna valuada en 61 mil 500 millones de dólares, al agregar 6 mil 720 millones de dólares a su fortuna durante 2019.
Su imperio abarca sectores de las telecomunicaciones, infraestructura, energía, construcción, entre otros, gracias a sus empresas como Telmex-Telnor, subsidiarias de América Móvil; el conglomerado Carso que opera a compañías como Grupo Sanborns, Carso Infraestructura y Construcción (CICSA), Grupo Condumex y Carso Energía.
Sus compañías en conjunto suman más de 82 mil millones de dólares en valor de mercado, lo que significa un aumento de 2.5 por ciento respecto a lo que valían hace un lustro, según Bloomberg.
Pero no sólo su fortuna y empresas es lo que más destacan del empresario, sino también su cercanía con personajes de la política como lo es ahora con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Slim ha logrado acuerdos con la actual administración, como lo fue el caso de sus empresas IEnova, TC Energía y Grupo Carso para renegociar contratos de gasoductos con la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Además, el ingeniero también ha mostrado su interés en trabajar en los proyectos de infraestructura que impulse el actual gobierno, como es el Acuerdo Nacional de Inversión de Infraestructura.
Sin embargo, la realidad es muy diferente para sus empresas de telecomunicaciones, pues tiene el mandato por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) de hacer efectiva la escisión de Telmex-Telnor para que genere una nueva empresa, la cual no podrá subsidiar, esto como parte de las medidas asimétricas que le fueron impuestas desde 2017.
Si bien el IFT aprobó el pasado 17 de enero una propuesta para la separación funcional, sus empresas aún enfrentan problemas, ya que el órgano regulador de las telecomunicaciones impuso a Telnor una multa de mil 311 millones de pesos por incumplir la desagregación de la red local, particularmente la omisión de reportar infraestructura en el sistema electrónico de gestión, que frena la interconexión de sus competidores.
Además, está en pie otro expediente para Telmex por el mismo motivo y la multa podría ascender a los 5 mil millones de pesos.
Fuente: El Financiero