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¡Ay Morena, morenita mía: Carlos Ferreyra

Publicado por
José Cárdenas

Carlos Ferreyra

… no te olvidaré..! Lo dice Porfirio Muñoz Ledo, que Morena, el partido de don Peje, se le ha salido del corazón. Tal como se le salió Gustavo Díaz Ordaz a quien defendió en tribuna justificando la matazón de Tlatelolco y sumándose a las huestes echeverrianas, de quien su ex jefe era enemigo jurado.

Así deambuló extraños caminos, siempre al lado del que mandaba, así fuese el panista Fox, los impresentables perredistas y hoy el insuperable López Obrador. A quien por cierto no estima ni respeta, lo que no lo inhibe para elaborar una magnífica pieza oratoria atribuyendo dotes celestiales, divinas, a quien hoy por hoy lo ampara.

Presidente del partido tricolor, lo topé cuando salía de una reunión privada con Jorge Cruickshank García, líder del Partido Popular Socialista. Una habitación reservada en el tope del hotel que está en el centro de Tepic.

Como reportero de la Segunda de Excélsior, no debía especular, pero sí presentar los hechos y permitir al público que lo interpretara. Vaticiné la senaduría de Cruckshank, creo que la primera de oposición en este país, y obvio, la derrota del candidato pepino de la gubernatura, uno de los hermanos, el menor de los Gazcón Mercado.

Fue la jugada sucia inicial en mi conocimiento de quien era el señor que todo mundo alababa por su capacidad retórica, su enorme cultura –de la que se habla, pero a nadie consta—y de su doctorado en La Sorbona, París, Francia, cuna de la democracia moderna.

Como jefe de Prensa del Senado lo vi en toda su espléndida incapacidad para sentir empatía por sus semejantes. Lo mismo acusando a Mondrágón, su sosías, su ayudante de robarle los salarios (que él había firmado recibidos) para exigir la reposición a la Cámara, que reclamar un derecho de Sangre porque en una de esa poblaciones de paso a Celaya, hay una calle con su nombre. Pero no en recuerdo suyo y quizá ni siquiera de algún familiar.

Sin ser nativo ni tener residencia logró la candidatura al gobierno de Guanajuato pero los guanajuas, que quizá ni siquiera habían escuchado su nombre, aceptaron uno de esos negociados tan “normales” entre priistas: ganó el tricolor, pero lo descabezaron y le entregaron la gubernatura a un panista.

Con una capacidad sobresaliente para juegos de palabras y apodos, reservó el último turno para interrogar al canciller en una comparecencia en el Senado. Mientras esperaba turno, hizo toda suerte de chistes a costillas del funcionario al que empezó por llamarlo “príncipe Bernardo”. Recuérdese que Sepúlveda Amor es pariente de la Pony y de Pita la poeta.

Sepúlveda que traía plan ranchero, lo dejó, lo consecuentó y al responder le dijo: señor senador, cuando usted habla me entra una profunda desconfianza… mire usted…

Y comenzó a citar las numerosas consultas realizadas a La Sorbona, donde nunca se inscribió Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega. Siguió con una serie de variantes como Porfirio Muñoz Lazo y extendió la información a la Dirección de Profesiones de México, donde tampoco encontró antecedentes de titulación como abogado del sujeto que vociferaba de pie frente a la tribuna: señor presidente, me está atacando, respete mi casa, canciller.

Fue hermoso. Como diplomático acreditado en Estados Unidos protagonizó un par de episodios dignos de cualquier briago cantinero. Los gringos conociéndolo, después de que en el Consejo de Seguridad les armó una bronca, decidieron deshacerse de él. Bastó un imbécil que colocó su auto en espacio reservado para el diplomático mexicano, para que se hicieran de palabras y el gringo provocador lo acusara de haberlo amenazado pistola en mano. No lo creí entonces ni lo creo ahora.

Porfirio es bueno para los cates, fue campeón en alguna categoría en la Universidad. Ni lo pienso armado. No lo vi jamás con tales artefactos a pesar de la cercanía que tuvimos por nuestras respectivas tareas.

Si detallamos los brincoteos políticos de Porfirio, veremos que siempre buscó la victimización para abandonar un barco y treparse a otro. Y cuando salió al PRI hay que recordar que su enemigo jurado era De la Madrid quien le ganó una elección en la Facultad de Derecho, gracias a la lana aportada por José Socorro Salcido, después, claro, senador por Chihuahua.

En el caso actual, Porfirio ha registrado la declaración de López Obrador abandonando el partido y pidiendo que le cambien el nombre, lo que le dará pie para un movimiento ciudadano al estilo fascista, camisas negras y esas cosas, sin la atadura de un partido político.

Debemos darle la razón respecto de los inmigrantes, pero sin transformar una declaración política en un acto de dignidad. No la hubo con Díaz Ordaz, tampoco con Fox y cuestión de urgarle otro poco. Todo se andará, el Peje lo consecuentará y le dará la razón, pero no inmediatamente.

Se trata entonces de torcerle la mano al presidente. Puede ser si busca la titularidad en la Cancillería. Aunque quizá son devaneos de una mente senil. En todo caso estará en la carreta junto al que parece será nuestro mandatario per sempre, ad omnia saecula saeculorum, ad perpetuam…

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José Cárdenas