Hace unos días se conmemoraron los 500 años de la fundación de la ciudad de La Habana, capital de la hermana República de Cuba. Los habaneros consideran la fecha de fundación de la ciudad el 16 de noviembre de 1519. Se dice que ese día se ofició una misa junto a la ceiba que marca el origen de esta urbe y se ubica en una zona llamada el Templete, en el centro de la ciudad. El nombre de Villa San Cristóbal de La Habana es la fusión del santo escogido para bautizarla y del modo por el cual era conocida esta región entre sus pobladores originarios: Habana, la tierra del Cacique Habaguanex.
Por esa conmemoración he decidido investigar y relatar un acontecimiento muy importante de la segunda mitad del siglo 20 llamado la Revolución Cubana de 1959, movimiento encabezado por Fidel Castro Ruz. Para hablar de Fidel, debo remitirme al día 26 de julio del año 1953, fecha en la cual se inicia la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista Zaldívar, elegido para el período1940-1944. Al terminar su período se exilia, pero vuelve al poder en 1952 con un golpe de estado.
El cuartel Guillermo Moncada era la sede del regimiento número 1 de la ciudad de Santiago de Cuba, capital de la provincia de Oriente. Por su importancia, el Moncada era la segunda fortaleza militar del país,
ocupada por unos mil hombres. Su lejanía de La Habana dificultaba el envío de ayuda. Además, Santiago se hallaba situada en la costa sur, junto al mar, y rodeada de montañas.
Su construcción se inició en 1859, bajo la dirección de Manuel de Ciria, Marqués de Villaitre. Aquí se albergó a la caballería española durante la Guerra de los Diez Años que fue la primera guerra de independencia cubana contra las fuerzas reales. Sirvió además como prisión a muchos independentistas cubanos. El 21 de noviembre de 1893, fue internado en uno de sus calabozos el mayor general Guillermo Moncada.
El 24 de abril de 1909, después del triunfo de independencia de Cuba, el cuartel pasó a denominarse Moncada como homenaje a la memoria del mayor general del Ejército Libertador.
Para el joven e idealista Fidel Castro Ruz, el asalto al Cuartel Moncada era una acción para desencadenar la lucha armada contra la dictadura de Fulgencio Batista (1940-1944 y 1952-1958). Este acontecimiento no constituye en la historia de Cuba el asalto a una fortaleza para alcanzar el poder con la acción de un centenar de hombres, sino el primer paso de un grupo de hombres decididos para armar al pueblo de Cuba e iniciar la revolución.
La situación del país era precaria en temas tan vitales como la salud, la educación y el trabajo. Las clases pobres no tenían acceso a los medios de vida indispensables y sufrían todo tipo de maltratos y vejaciones. Un triste panorama empañaba la vida del cubano común.
En la madrugada del 26 de julio de 1953, 135 combatientes, vestidos con uniformes del Ejército y dirigidos por Fidel, precisaban el plan de ataque. Se organizaron en tres grupos, el primero de los cuales, con Fidel al frente, atacaría la fortaleza. Los otros dos grupos, mandados
respectivamente por Abel Santamaría —segundo jefe del movimiento— y Raúl Castro, tratarían de tomar dos importantes edificios contiguos al cuartel: el Hospital Civil, donde se atendería a los heridos, y el Palacio de Justicia, donde radicaba la Audiencia, desde cuya azotea apoyarían la acción principal.
Un grupo de jóvenes se colocó a la vanguardia de la lucha por la verdadera independencia de Cuba. Protagonizaron el asalto a dos cuarteles: el Moncada y el Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente.
Se seleccionó el Moncada por varios motivos: -Era la segunda fortaleza militar del país, ocupada por unos mil hombres. -Su lejanía de La Habana dificultaba el envío de ayuda al Ejército Oriental. -Santiago de Cuba se hallaba situada en la costa sur, junto al mar, y rodeada de montañas. -En Oriente se habían iniciado las tres guerras independentistas en el siglo 19 que se habían librado en Cuba. Allí se produjeron insurrecciones populares en varios momentos del período republicano, incluso durante la revolución de 1933. Sus montañas eran conocidas por la resistencia armada de los campesinos frente a los latifundistas, y su pueblo se caracterizó siempre por un espíritu de rebeldía, debido a lo cual ese territorio era llamado «el Oriente indómito» (continuaré)
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