Casi al final de su discurso por su primer año de gestión, Andrés Manuel López Obrador aseguró haber cumplido 89 compromisos de los 100 que hizo el 1 de diciembre de 2018, cuando asumió el cargo… según sus “datos”.
López afirmó que en su administración hay una nueva forma de hacer política y que desde el Gobierno de México se mantienen tres principios rectores: la honestidad, la democracia y el humanismo, sin caer en la simulación, pero se curó en salud, al considerar que “lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no termina de nacer”.
Sin embargo, a pesar del supuesto despliegue de fuerzas federales en todo el País, la violencia no cede. La paz y la disminución de violencia promesas centrales del Presidente, siguen siendo sus pendientes que pesan a la población como losa.
Entre el 1 de diciembre de 2018 y el 27 de noviembre de 2019, la llamada Cuarta Transformación acumuló 34 mil 657 víctimas de asesinatos, un promedio de 95 al día, de acuerdo con datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Además, López Obrador cierra su primer año de gobierno con una economía sin crecimiento y con la sombra de haber estado en recesión técnica durante los primeros meses, es decir, decrecer.
Esto contrasta con la promesa de crecer 4% y con las críticas que hacía el hoy mandatario cuando era opositor a los sexenios pasados, en los cuales la economía se expandió 2% en promedio, una cifra mediocre, según decía él mismo.
El último trimestre de 2018 y los dos primeros de 2019 con cifras por abajo de cero conforman la recesión técnica que tanto se había augurado y que se ratificó con la revisión del Inegi a sus cifras, pues anteriormente las mediciones preliminares no habían caída en terreno negativo.
La llegada de López Obrador al poder trajo consigo muchos cambios en la manera de concebir la política en áreas como la social, energética y en materia de infraestructura; en general, un cambio en la manera que funciona el gobierno.
Lo anterior llevó a un proceso de ajuste que impactó en las decisiones de los inversionistas. Un caso particular que cimbró a la clase empresarial del país y causó incertidumbre fue la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) que se construía en Texcoco.
Lo de ayer, no fue más que una mañanera más, un discurso estudiado y ya tan trillado que cada día menos gente se cree, sus datos son erróneos y desconocidos, y la evidencia del desastre, cada vez más evidente.
Aletia Molina
@AletiaMolina1