Estados Unidos mintió sobre la guerra de Afganistán. Durante los 18 años de una invasión justificada por los ataques terroristas del 11 de septiembre, las administraciones de George W. Bush, Barack Obama y hasta Donald Trump dibujaron una historia fantástica de victorias que no existieron.
Así lo revelaron alrededor de 400 entrevistas aglutinadas en el documento clasificado de defensa Lecciones aprendidas (2014) con el que el Pentágono buscaba corregir los errores para intervenciones militares futuras. Aunque nunca fue la intención del gobierno que el texto saliera a la luz, la Ley de Libertad de Información lo obligó a publicarla, después de perder un litigio con el Washington Post, que finalmente lo obtuvo y lo reveló.
Las entrevistas secretas, realizadas por un organismo de control del Pentágono, reflejan cómo funcionarios y diplomáticos estadounidenses reconocieron con frecuencia su falta de comprensión sobre la manera en que se llevaban las operaciones de guerra y la falta de una estrategia clara, incluso cuando los presidentes en turno proclamaban avances triunfales.
“Después del asesinato de Osama bin Laden, dije que Osama probablemente se estaba riendo en su tumba, teniendo en cuenta cuánto hemos gastado en Afganistán”, dijo Jeffrey Eggers, un miembro retirado de la Marina, que sirvió durante los periodos de Bush y Obama.
Los entrevistados también describen una campaña de desinformación destinada a generar estadísticas desalentadoras como evidencia de que la supremacía de Estados Unidos prevalecía en la guerra.
“Se modificó cada punto en los datos para presentar la mejor imagen posible”, comentó en una de las entrevistas Bob Crowley, coronel del Ejército y asesor principal de contrainsurgencia en 2013 y 2014.
“Las encuestas, por ejemplo, eran totalmente poco confiables pero reforzaban que todo lo que estábamos haciendo era correcto y nos convertimos en un cono de helado que se lame a sí mismo”, agregó.
En 2015, el teniente Douglas Lute, exasesor sobre la guerra durante las administraciones de Bush y Obama, expresó: “Estábamos desprovistos de una comprensión fundamental de Afganistán; no sabíamos lo que estábamos haciendo”.
Lute también lamentó la muerte del personal militar de EU, que atribuyó a los enredos burocráticos entre el Departamento de Estado, el Pentágono y el Congreso.
John Sopko, jefe de la Oficina del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán, que realizó las entrevistas, comentó al Washington Post que los documentos demuestran que “el pueblo estadounidense ha sido engañado constantemente”.
El diario obtuvo más de 2 mil páginas de notas inéditas y más de 400 transcripciones de entrevistas después de demandar dos veces para su publicación. Mientras una decisión aún está pendiente, el Post argumentó que decidió publicarlas ahora en medio de las negociaciones reanudadas entre Trump y los talibanes.
EU aún tiene alrededor de 13 mil soldados en su guerra más larga de la historia reciente. La mayoría se concentra en entrenar a las fuerzas afganas para luchar contra los talibanes, mientras que un número menor realiza operaciones antiterroristas contra Al Qaeda y el Estado Islámico.
A principios de este año, la administración Trump estuvo cerca de un acuerdo con los talibanes, que habrían visto retirarse a las tropas estadounidenses a cambio de no permitir que Afganistán refugie a terroristas que planeen ataques contra EU.
El acuerdo se derrumbó después de que Trump desinvitó a los talibanes para un acuerdo en septiembre, pero el pasado fin de semana, las conversaciones se reanudaron. El magnate ha expresado un fuerte deseo de retirarse de Afganistán, pero sus militares advierten contra una retirada “prematura”, al asegurar que hay progresos que no se pueden interrumpir.
Fuente: La Razón