En una sesión extraordinaria ocho días después de las legislativas, la nueva Cámara de los Comunes avaló la primera etapa del proyecto de ley que debe traducir el Tratado de Retirada a la legislación británica. “Estamos un paso más cerca de conseguir que se realice el Brexit ”, tuiteó Johnson tras la votación.
Por 358 sufragios contra 234, el texto tuvo la victoria garantizada por la aplastante mayoría que el líder conservador logró en comicios.
“Ha llegado el momento de actuar juntos como una nación revitalizada, un Reino Unido lleno de una confianza renovada en nuestro destino nacional y decidido, por fin, a aprovechar las oportunidades que se nos presentan”, dijo el primer ministro al presentar el documento.
El debate proseguirá tras el receso de fin de año, pero el calendario fijado por el gobierno prevé que la ley sea adoptada el 9 de enero, con tiempo suficiente para garantizar que el país sale de la Unión Europea (UE) el 31 de ese mes sin más retrasos.
Reino Unido pondrá así fin a 47 años de complicada relación con la UE y ésta, por primera vez en su historia, perderá un país miembro y ganará un poderoso competidor comercial y financiero a sus puertas.
Al celebrar “un paso importante en el proceso de ratificación” del acuerdo, el nuevo presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, aprovechó para recordar que “el respeto de las reglas de competencia sigue siendo obligatorio en cualquier relación futura”, entre ambas partes.
La oposición, que votó en contra, se indignó porque el gobierno retiró del proyecto de ley concesiones hechas previamente, cuando se encontraba en minoría, como la supervisión parlamentaria de la próxima etapa de negociación con Bruselas. “Este acuerdo será utilizado como un ariete para llevarnos por el camino de una mayor desregulación y hacia un acuerdo tóxico con Donald Trump”, denunció el líder laborista Jeremy Corbyn en referencia a un próximo diálogo con fines comerciales con Estados Unidos.
El acuerdo establece los derechos de los ciudadanos europeos en Reino Unido y los británicos en la UE, el dinero que le queda a Londres por pagar y cómo mantener abierta la frontera terrestre en la isla de Irlanda, así como un periodo de transición, hasta el 31 de diciembre de 2020, para que Londres y Bruselas negocien su futura relación.
Los responsables europeos advierten que 11 meses es muy poco para alcanzar un convenio de libre comercio, pero, determinado a evitar un nuevo aplazamiento, Johnson inscribió en la ley una cláusula que prohíbe a Reino Unido toda extensión, lo que reavivó los temores de que el país acabe abocado a abandonar efectivamente la UE el 1 de enero de 2021 de forma brutal.
El documento incluye también disposiciones para permitir que los tribunales inferiores británicos, y no sólo la Corte Suprema, anulen los fallos del Tribunal de Justicia Europeo. Decidido por 52% de los votos en un referéndum en 2016, el Brexit , inicialmente previsto para marzo de 2019, fue aplazado tres veces.
Desde que en noviembre de 2018 la anterior primera ministra Theresa May firmó los términos del divorcio negociado durante dos años con la UE, el acuerdo sufrió tres estrepitosos rechazos en el Parlamento.
Hubo meses y meses de caos y debates cada vez más ásperos, una suspensión gubernamental de las labores parlamentarias que la justicia acabó anulando por “ile gal”, una renegociación in extremis del acuerdo y las legislativas.