Cancelado. El desfile anual de Victoria’s Secret se acaba y parece que ya es definitivo. Después de meses en los que la marca había evitado pronunciarse, finalmente ha decidido hacerlo. La matriz de la empresa de lencería, L Brands, confirmó el jueves que la época de los ángeles alados, los bucles perfectos y los sujetadores joya ha acabado.
La cancelación es la crónica de una muerte anunciada desde hace ya meses, y lo que ahora llega es la confirmación oficial. Stuart Burgdoerfer, responsable financiero de la marca, explicaba al ser preguntado por el tradicional show de la firma: «No, se lo vamos a comunicar a nuestros clientes, pero no habrá nada similar en magnitud al desfile». «Creemos que es importante que haya una evolución en el marketing de Victoria’s Secret», aseguraba el jueves, según recoge Reuters.
A mediados del pasado mes de mayo la marca dio a conocer que su desfile no se emitiría en televisión. Entonces Les Wexner, principal ejecutivo de L Brands, informaba de que ese ya no era el «canal más adecuado» para el evento y que por tanto su intención pasaba por crear un «nuevo estilo de show». «La moda es un negocio de cambio. Debemos evolucionar y cambiar para crecer. Con esto en mente, hemos decidido repensar el tradicional desfile de Victoria’s Secret. En 2019 y de aquí en adelante, nos centraremos en el desarrollo de contenido emocionante y dinámico y en un nuevo tipo de evento, que se difundirá entre nuestros clientes en otras plataformas pegadas a la actualidad», explicaba entonces en un comunicado difundido por la cadena de televisión CNBC.
Dos meses después, la modelo Shanina Shaik, que llevaba participando en los famosos desfiles desde 2011, confirmaba que no es que el show no se fuera a emitir por televisión, sino que no iba a celebrarse este 2019. «Me siento rara, porque todos los años por estas fechas estoy entrenando como un ángel», explicaba Shaik en una entrevista con el diario The Daily Telegraph en Australia.
La caída en desgracia de Victoria’s Secret llevaba gestándose años y ha venido propiciada por diversos factores. La marca no está pasando por su mejor momento económico: lleva más de un año en dificultades financieras, y en 2018 perdió casi el 50% de su valor. Pero su principal problema es de imagen. El año pasado su desfile —celebrado el 8 de noviembre y emitido un mes después en la televisión estadounidense— congregó a apenas 3,3 millones de espectadores, lo que supuso la cifra más baja desde que empezó a emitirse, en 1995. La caída se venía notando desde 2017, cuando apenas llegó a los cinco millones; en 2001, había llegado a superar los 12.
La marca ha intentado hacer cambios que mejoraran su imagen pública, sin conseguirlo. En las fotografías que se realizaron antes del desfile de 2016 Jasmine Tookes fue la modelo que llevó su sujetador joya y en las imágenes se veían sus estrías sin retocar. En el año 2018 decidieron subir a la pasarela a Winnie Harlow, una modelo con vitiligo. En un par de ocasiones llevaron el show a Londres y Shanghái, algo que causó más problemas que alegrías por culpa de la burocracia del país asiático.
Pero lo que ha terminado de rematar a la marca han sido los nuevos tiempos. El Me Too, el cambio de paradigma, la aceptación de todos los cuerpos, el ir más allá del 90-60-90… ha supuesto la puntilla para los cuerpos supuestamente perfectos de Victoria’s Secret. Otras marcas como Aerie o Savage x Fenty — creada con gran éxito por la artista Rihanna y para la que desfilaron modelos de diferentes tallas, razas, condición sexual…— han hecho ver que el empoderamiento femenino va más allá de los tirabuzones y de ese estricto canon cada vez menos imperante de dietas extremas y ejercicios imposibles.
Fuente: EFE