Los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los cocaleros bolivianos leales al ex Presidente Evo Morales dejaron al menos siete muertos y más de 100 heridos en las últimas horas, según el defensor del pueblo regional de Cochabamba Nelson Cox.
Hasta el momento se han reportado 20 fallecidos y más de 500 heridos en enfrentamientos desde las elecciones generales del pasado 20 de octubre.
«Actualmente nosotros tenemos ya siete fallecidos (…), hay un hermano que lamentablemente está agonizando por un vaciado cerebral y él penosamente va a fallecer», dijo a la agencia Efe Nelson Cox.
Nelson Cox dijo que los registros hospitalarios en la región de Bolisa mostraron que la «gran mayoría» de las muertes y lesiones del viernes por la noche habían sido causadas por heridas de bala.
Llamó a la reacción de las fuerzas de seguridad en la región como un «acto de represión».
«Estamos trabajando con la oficina del defensor del pueblo nacional para realizar autopsias para determinar la causa de la muerte y buscar justicia para estas víctimas», indicó en una entrevista el sábado por la mañana.
Los partidarios continúan abogando por Morales, bloqueando las principales autopistas, cortando oleoductos y lanzando protestas masivas en las calles de La Paz, El Alto y en las regiones de cultivo de coca que durante mucho tiempo le fueron leales.
Aunque La Paz estaba tranquila el sábado por la mañana, los bloqueos de carreteras provocaron pánico en las calles y muchos se apresuraron a acumular víveres a medida que los suministros bajaban y los precios subían.
El incremento de víctimas ha llevado a Morales, quien permanece en México como asilado, a adoptar un tono más conciliador con el Gobierno de la autoproclamada Presidenta Jeanine Áñez en los últimos días.
Áñez dijo a la cadena CNN que el Gobierno de México es cómplice de la violencia que está afectando al país al permitir a Morales realizar declaraciones políticas.
«Por el bien de la democracia, si no quieren que participe, no tengo ningún problema en no participar en las nuevas elecciones», dijo Morales a Reuters en una entrevista en la Ciudad de México.
El Gobierno de Áñez y sus opositores buscan destrabar la aguda crisis política que sufre la nación andina.
Evo Morales renunció bajo presión de la Policía y el Ejército boliviano el domingo pasado, luego de que pruebas de que se denunciara un presunto fraude electoral en su victoria en los comicios del 20 de octubre. Luego se asiló en México.
El ex cocalero izquierdista calificó su salida del poder como un «golpe» y denunció crecientes acusaciones de represión violenta por parte de las fuerzas de seguridad bolivianas.
«Los líderes golpistas masacraron a los pueblos indígenas y humildes por pedir democracia», dijo Morales en Twitter el viernes por la noche, luego de informes de crecientes muertes.
La violencia en Bolivia se suma a una ola de disturbios en la región junto el vecino Chile, donde las protestas por las desigualdades sociales