En entrevista con el diario El País, el Presidente de Chile, Sebastián Piñera, admitió la necesidad de construir un sistema más justo e igualitario, con reformas profundas o incluso una nueva Constitución, pero rechazó caer en «demagogia» y «populismo».
Piñera (Santiago, 69 años), uno de los hombres más ricos de Chile afronta una situación crítica.
Masivas protestas, violencia, represión policial y acusaciones de violaciones a los derechos humanos tienen a la sociedad chilena al borde del colapso.
«Lo que pasa en Chile no se debe al alza de 30 pesos en el billete de Metro, sino que obedece a una realidad que venía empujando quizás hace 30 años y que no vamos a resolver en 30 días», reconoció el Mandatario.
«No supimos entender que había un clamor subterráneo de la ciudadanía por lograr una sociedad más justa, más igualitaria, con más movilidad social, más igualdad de oportunidades, menos abusos».
Denunció a la vez la injerencia de agentes externos en las protestas, pues, según dijo, en gran parte estaban orquestadas por grupos organizados.
«He recibido mucha información, alguna de ella de origen externo, que afirma que aquí hubo intervención de Gobiernos extranjeros», acusó.
Para salir de la crisis social y el descontento en el el país, el Presidente concedió que es necesario lograr cambios profundos, ya sea con reformas a la Constitución o incluso dando pie a una nueva Carta Magna.
«En nuestro programa de Gobierno hay una propuesta de reforma y estamos dispuestos a debatir este asunto dentro de los canales de la democracia. ¿Cuál es el poder constituyente que existe en nuestro país? Nuestro país es una democracia, no una dictadura», sentenció.
«Si esto termina en una modernización de la actual Constitución o en una nueva Constitución, formará parte del juego democrático».
En una nación como Chile, que en 1973 sufrió un golpe de Estado, magnicidio del entonces Presidente Salvador Allende y posteriormente la dictadura de Augusto Pinochet, sacar a los militares a las calles tiene una gran carga simbólica, valora El País.
Piñera defendió su decisión de decretar el estado de emergencia y encargar la seguridad pública al Ejército, pues es una medida que contempla la Constitución.
Ante la pregunta de qué sentía al ser acusado de violaciones a los derechos humanos, el Mandatario chileno respondió que era una aseveración infundada.
«Hice lo posible por proteger a mis compatriotas de la violencia», defendió.
«Puedo asegurar que tomamos todas las providencias y precauciones para asegurar el respeto de los derechos humanos».
El Presidente, que enfrenta peticiones de renuncia, que pidió la renuncia a su Gabinete para renovarlo, ve un antes y un después de esta crisis, pero niega dimitir.
«Hemos entendido mejor el mensaje de la gente», aseguró.
«Debimos haber entendido que teníamos que distribuir mejor los frutos de de esa prosperidad».