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Las pejeadas: Carlos Ferreyra

Publicado por
José Cárdenas

Carlos Ferreyra 

 

Tiene razón Andrés Manuel López Obrador cuando hace referencia a los periodistas y los cataloga en el renglón de los cánidos; lo mismo acierta al referirse a sus súbditos a los que llamó solovinos en otra puntual mención a la especie de los que llaman “los mejores amigos del hombre”.

No se trata de bozales ni de fidelidades perrunas sino sencillamente de que el presidente con sus 18 años en campaña, aprendió a lanzar el hueso en medio de la jauría y dejar que se destrocen solos.

Miren, cuando dueño de bienes y males de los capitalinos, inventó las conferencias mañaneras. Como el jumento que tocó la flauta, dice la tradición, porque tanto medios como reporteros encontraron la fácil salida a la búsqueda de información.

Les marcaba la agenda a los jefes de información, que de tal manera evitaban la tediosa tarea de consultar medios, vigilar pantallitas o escuchar radio. Al menos en el Distrito Federal, era de practicidad insuperable.

No entendió don Peje la flojera de los responsables de orientar la búsqueda de información en los medios. Porque una cosa es una ciudad, por extensa y variada en intereses que sea, y otro es el país que incluye, obvio, la ciudad en mención.

El traslado de la exitosa conferencia mañanera erró enormemente, al convertirla de foro de información a púlpito donde un hombre consagrado por las divinidades ejerce su ministerio, aconseja y condena.

Son evidentes los signos de desorientación de un sujeto de la tercera edad, en la que me encuentro y en la que tengo consciencia de que cada día que avanza perdemos un poco de memoria, un mucho de neuronas y tendemos a juzgar a nuestros semejantes sin más que nuestra limitada visión.

La cuestión es darse cuenta y no propiciar el sabio refrán donde se condena la vejez porque “entre más viejo más pendejo”.

Al respecto, como parte de una gran maniobra tras la perpetuación en el poder, la serie de hechos suscitados a partir del control total del Congreso. Legisladores obsecuentes, sin ideología salvo mantenerse aferrados al hueso; lo demuestran las luchas tribales desencadenadas en el interior morenista, réplica perredista. Y los permanentes actos trapecistas.

La descarada maniobra del alargamiento de mandato del gringo metido a gobernador en Baja California, la triste figura de la secretaria de Gobernación avalando el juicio mencionado arriba contra nosotros, los “adulto en plenitud” como decía el desautorizado cerebral Vicente Fox, y el cínico deshabillé de la señora mostrando su impudicia política, es parte de los globos de ensayo para el 2024.

Con desubicación que ni ella misma comprende, justifica sus burlas y su participación en la fiesta del gringo, explicando que no sabía que la estaban grabando. Entiéndase, pues, que no hay gravedad en el hecho político y su lesión constitucional, sino en la indiscreción de quien la grabó y la exhibió. Una vez más, a condenar al postino, al mensajero.

En el caso de Culiacán, circula un mensaje del jefe político real en el estado, conocido entre los cuates como El Ratón: informa que su liberación se debió a una grabación en la que el Chapo (del que don Peje lamentó su enchiaqueramiento en Estados Unidos) entrega dólares a los hijos mayores del hoy presidente y al mismo mandatario.

Claro, imposible aceptar la simple versión de un delincuente, aunque por antecedentes parece ser el estilo del grupo familiar con Bejarano e Imaz al frente; el Ratón Guzmán afirma haber subido al feis la grabación y ante el riesgo de su propalación y difusión masiva, se optó por dejarlo en paz.

Dice López Obrador que hay orden de detención contra el hijo del narco al que le dicen el Rey del Fentanilo, la droga de moda en Estados Unidos que ha desplazado a la mariguana y a otros narcóticos.

Los gringos no quitan el dedo del renglón y a ellos es a quienes hay que atribuirles el fracaso de la Operación Ratonil. Se sabe, pero no se conoce, la petición de detención con fines de extradición en manos de las autoridades, aunque en contradicción absurda, el monito que encabeza la Secretaría de Seguridad, el que cree que será gobernador de Sonora, afirma sin temblor alguno en la voz que no hay tal.

O sea, su jefe, su patrón, López Obrador, es un mentiroso, un López Hablador, como lo califican sus enemigos feisbuqueros.

Debemos tener miedo de los desquiciamientos del mandatario y no lanzarnos tras los huesos que con tanta habilidad lanza en el centro de los preocupantes problemas nacionales. Discutimos si fue insulto; no, no fue, así acostumbra, repetimos, tratar hasta a sus seguidores, los solovinos.

Y así nos olvidamos de una economía estancada o en franco retroceso, una ya no lejana devaluación, un aumento escandaloso del desempleo y crecimiento sin control de las actividades delictivas, que son, digámoslo así, el único rubro en ascenso en el país.

Mientras, con la revelación de nombres, incluyan al hijo de Calderón, lanza a la vindicta pública a quienes se deben linchar sin temer consecuencias.

¿Habrá una indecencia mayor? ¿Su credo religioso, el mismo que pretende imponer a los mexicanos, no condena tales juicios públicos?

Tomo del feis un dibujo de Garcí, que me parece la más acertada interpretación de nuestra actualidad.

carlos_ferreyra-carrasco@hotmail.com

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José Cárdenas