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¿En serio fuera LeBarón?: Juan María Naveja

Publicado por
José Cárdenas

Juan María Naveja

 

Cobardes en el anonimato de las redes sociales se lanzaron contra los miembros de la comunidad LeBaron por solicitar a Trump que los cárteles sean tratados como terroristas. ¿Cómo reacciona cualquiera si 17 de sus familiares, niños y mujeres, sufren una masacre y permanentemente son víctimas de delincuentes?

Los miembros de las comunidades de La Mora y LeBaron se hartaron, como están hartos millones de mexicanos, tienen doble nacionalidad, si en México les piden que abracen a los asesinos, obvio, voltean los ojos a Estados Unidos a ver si encuentran mejor respuesta.

El narcotráfico es un problema mundial que no se va a solucionar con decretos ni con acciones unilaterales, se necesita una operación multilateral que combata a los carteles que han superado gobiernos y fronteras .

La solicitud o la decisión del gobierno de Estados Unidos de catalogar a los carteles como organizaciones terroristas extranjeras es una respuesta a la solicitud desesperada de comunidades asentadas desde hace más de cien años en Sonora y Chihuahua, que seguramente comparten muchas localidades a lo largo y ancho del país que viven azotadas por pequeños y grandes grupos de delincuentes.

El narcotráfico es un monstruo de mil cabezas que cada vez tiene más implicaciones, sus redes cada vez son más complejas y profesionales, incluyen productores, distribuidores, una red de comunicación por aire tierra y mar, sistemas para la compra-venta de armas, sofisticados esquemas económico-financieros. En medio de todo eso hay una diversificación de drogas, ya no se limita a la mariguana y la cocaína, han ganado mercado las sintéticas con fuerte demanda y bajos precios.

En México el problema es creciente, comenzó hace muchos años con la siembra de amapola y mariguana, pasó de país productor a consumidor de toda clase de enervantes. Son innumerables las pequeñas y grandes comunidades en las que los carteles han sentado sus reales con actividades que incluyen el secuestro, el robo, el asalto, el despojo y otras formas delictivas.

Estados Unidos, no hay duda, es el principal consumidor de toda clase de drogas, está pagando su propia cuota por el creciente número de víctimas por sobredosis y consumo de opioides.

Para usar la palabrita de moda, el punto de inflexión fueron los acontecimientos de Culiacán que derivaron en la detención y liberación del hijo del Chapo Guzmán y la tragedia en La Mora. No se confundan, ni caigan en falsos complots, lo de Evo Morales va por otra ruta; en todo caso el expresidente boliviano tendrá que explicar la sobreproducción de amapola que se dice pasó de la cuota de tres mil hectáreas que le fue autorizada a casi veinte mil hectáreas, pero ese es otro tema.

A partir de los ataques a las torres gemelas el del terrorismo es un tema que Estados Unidos ve y trata con rigor, desde la administración Clinton hay leyes antiterrorismo, con Bush hijo se aprobó la Ley Patriótica que autoriza al gobierno a defender a los ciudadanos y los intereses estadounidenses en cualquier parte donde el terrorismo los afecte.

Aunque la administración Trump desde hace meses analiza el tema, aún falta que se cumplan algunos requisitos, es ahí donde el gobierno de México tiene la posibilidad de buscar una solución en conjunto.

Las consecuencias pueden ser incalculables, de momento se puede dar por hecho el impacto en las inversiones, el turismo, el flujo migratorio y otros que se vinculan con el principal socio comercial de México.

Por supuesto, no se trata de permitir ni promover ataques a la soberanía, sino de encontrar los caminos para solucionar uno de los problemas más graves que se registran en el mundo.

Los fanáticos pueden decir lo que quieran, la gente lo único que quiere es vivir en paz y no en zozobra y pánico.

AL MARGEN

El país no está para fiestas, la angustia de miles de familias merece respeto y discreción. La economía estancada, la peor inseguridad de la historia, el deficiente servicio de salud, la sociedad enfrentada y otros problemas; no es para salir a festejar.

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José Cárdenas