Nos sentimos agraviados como mexicanos y ofendidos como soldados.
General Carlos Gaytán Ochoa.
Es inocultable, la tropa está molesta, su férrea lealtad y disciplina se mantiene, pero ya trasciende que no les gusta ni el trato que están recibiendo y menos los riesgos a los que son sometidos, ellos y sus familias, por su comandante en jefe.
Culiacán se convirtió en el verdadero punto de quiebre, con el Secretario de Defensa asumiendo desde el principio que fue un operativo fallido y precipitado y ayer presentando una línea de tiempo, con buena documentación, pero incompleta, las imágenes no llegan al momento y la forma en que se libera a Ovidio Guzmán.
En contraste las posturas del presidente y su secretario de seguridad quienes navegaron entre el dogma, la retórica y el divisionismo.
Quienes no están en el coro de la adulación reconocen que hay demasiadas dudas y cómo no, si hay elementos que advierten que el gobierno de Estados Unidos empezó a solicitar la extradición desde el 13 de septiembre.
Preguntas elementales ¿No hubo suficiente tiempo para solicitar a un juez la orden de aprehensión? ¿En serio el presidente y su gabinete de seguridad no trataron el tema en la reunión matutina? ¿No sabia el presidente o simplemente se puso a salvo? Y cómo estás muchas interrogantes más que, como de costumbre irán encontrando respuesta con la información que se vaya filtrando.
Tras el indiscutible triunfo de AMLO fue un acierto la designación para la SEDENA del General Luis Crescencio Sandoval, se trata de un militar bien preparado, joven y respetado.
Pero un año después las cosas no van bien, a pesar de que los altos mandos y la tropa han dado muestras claras de su lealtad y disciplina, hay la percepción de que el ejército está perdiendo parte de su capital social y hasta político.
Por si fuera poco es frecuente escuchar que la Marina hace mejores operativos, lo cual tendría que ser irrelevante porque en conjunto conforman las Fuerzas Armadas.
De la promesa de regresarlos a los cuarteles López Obrador pasó a encargarles tareas para las que ni están calificados ni les corresponden, por ejemplo, la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, que al tiempo que deja de ser una base militar estratégica se puede convertir en un estrepitoso fracaso.
Lealtad y obediencia son valores inherentes a los militares de todo el mundo, por eso viene a cuento este ejemplo. Hace pocas semanas un general estadounidense que probablemente conoce el General Sandoval, prefirió dar un paso al costado porque no compartía las decisiones de su comandante en jefe. Es bien sabido que para Jim Mattis no hay más vida que la milicia, llegar a encabezar las fuerzas armadas de la mayor potencia del mundo es la mayor distinción para un soldado norteamericano.
Somos millones los mexicanos que creemos en nuestras fuerzas armadas, que les guardamos respeto y depositamos confianza y vida en sus capacidades, buen juicio y patriotismo.
Por el momento queda claro que los militares no pueden hacer su trabajo con freno de mano, pero también que su labor no es para las áreas civiles.
Culiacán es el corolario de lo que está sufriendo y batallando el ejército con órdenes contradictorias y pusilánimes.