De aprobarse en la Cámara de Diputados, como ya ocurrió en el Senado, la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo, se tendrá una afectación de aproximadamente 70 por ciento de la producción de este grano, lo que provocará que el precio de la tortilla se cuadruplique al pasar de 15 a 60 pesos, advirtieron productores y legisladores.
Es por ello que existe preocupación por esta ley en la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), pues a decir del coordinador general de Desarrollo Rural de la dependencia, Salvador Fernández, si bien la legislación es buena, es necesario hacerle adecuaciones, porque el maíz nativo ha estado sin apoyos y olvidado por los anteriores gobiernos.
“El mandato principal que tenemos es asegurar la alimentación de todos los mexicanos. Es imposible decir que podemos producir 44 millones de toneladas con maíces nativos”, apunta.
En México cada habitante consume un kilo de maíz. No es que lo haga directamente de las tortillas, pero si lo hace a través de lo que comen los animales para producir carne, pollo, huevo, leche.
Según la senadora de Morena Ana Lilia Rivera, es la Sader la que está cabildeando contra la iniciativa. Pero no son los únicos.
El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) y algunos diputados alertan que su aprobación provocaría que el precio de la tortilla se cuadruplicara al pasar de 15 a 60 pesos si se aprueba.
El presidente del Consejo Nacional Agropecuario, Bosco de la Vega asegura que la ley va contra los planes del gobierno federal: “Estamos trabajando en el programa más importante que el Presidente aprobó, Maíz para México, y viene con maíces híbridos. Esta ley lo pone en riesgo, porque es ambigua”.
De la Vega cuestiona que siendo México la cuna del maíz no se aprovechen los avances científicos y seamos el principal importador del mundo: “México hoy produce 59 por ciento de lo que consume, la FAO recomienda que por lo menos produzcamos 75”.
El diputado del PAN Absalón García asegura que si se llegara a evitar la siembra de semilla híbrida se tendrá una afectación de aproximadamente 70 por ciento de la producción nacional.
“Al reducirse la producción (de híbrido) tendremos una mayor dependencia alimentaria, al no producir ni siquiera lo que estamos produciendo que son 14 millones, por lógica habrá incrementos de los productos de la canasta básica”, dice García, quien es productor de maíz híbrido.
La senadora Riviera, quien es parte del colectivo Sin Maíz no hay País, niega que la ley implique los riesgos de aumento de precios: “La gente puede seguir produciendo híbridos, si nunca hemos estado contra eso”.
A los científicos les dice: “La ciencia puede seguir avanzando, sí, pero bajo el principio de precaución, tendrás que probar que tus semillas no hacen daño.
“Las semillas híbridas vienen acompañadas de glifosato—catalogada por la OMS como cancerígeno—; en Europa, Alemania y Austria lo han prohibido, Austria de manera total el glifosato y Alemania que sea paulatino”, dice Rivera.
“Puede ser que sí se esté utilizando glifosato en el control de la maleza, pero no se puede utilizar dentro del cultivo porque dañaría la planta”, reconoce García.
Mientras tanto, las senadoras promotoras insisten en que se apruebe la ley para garantizar que el maíz nativo no termine con licencia de patente con la firma del T-MEC, tal y como sucede con el maíz híbrido y el transgénico. Claves • 55% del maíz que se consume es producido en el país, cuando la recomendación de la FAO es que sea de 75 por ciento. (VANESSA JOB. MILENIO)