Las primera notas de Plainsong los británicos The Cure, preludiaron un continuo/creciente festejo sonoro en el Foro Sol la noche del martes, neorromanticismo a hacia todos lados, hacia todos los rincones, hacia todos los sentidos, hacia todos los gustos. Aunque hubo una queja en las canciones extendidas: “Estos güeyes creen que están ensayando”.
En la cuarta rolita, ante la entrega del público, quien coreó las tres primeras canciones a todo pulmón, el vocalista de The Cure se rindió y por fin dijo: “Gracias”, inconforme recalcó: “Michas gracias”, en español.
Pictures of you, Love song, Fascinatiom street, Just like heaven, Friday i”m in love, A forest y In between days las más sonadas de la primera parte.
Aunque, también, en el concierto hubo algunas rarezas solo para conocedores, pero igual el público las festejó como si se tratara de Boys don”t cry. Aunque en honor a la verdad no faltó quien no reconocía interpretaciones conocidas de The Cure y dijo: “Están de güeva. Que les cuesta darnos todos sus éxitos juntos”. En estos momentos otros se refugiaron en sus dispositivos móviles.
La guitarra omnipresente del frontman de The Cure se quedó quieta dormida un momento y la cámara comenzó a seguirlo por todo el escenario. Una hermosa toma fue desde él escena rio tomándole la espalda a Robert Smith y de fondo los miles de asistentes contoneándose en la plancha del inmueble.
Gran ejecución instrumental, canto elevado a todo lo alto, aplausos y gritería por todos lados y alaridos de placer. Qué más da si fueran las conocidas, los lados B o las rarezas The Cure festejaba sus 40 años y estaba en Ciudad de México y abría que festejar a la cuarentona.
Un concierto prolongado, de corte fino, con lo más granado de The Cure repertorio de sus cuatro décadas, que puso en un ánimo inusitado al público, rozando lo hipnótico y sicodélico.
Como todo buen guión de un concierto hubo dos generosos encores, de 16 canciones: las más ponedoras fueron: Lullaby, Lovecats, Hot hot hot, Close to me, Why can’t i be you?, Boys don”t cry y Killing an arab.
Lo cierto es que quien asistió/atestiguó el concierto de The Cure de este martes no volvió a ser el mismo, un concierto transformador/vivificador que tocó de alguna manera el alma de los asistentes.
Fuente: La Jornada