Mucho revuelo ha causado el Ranking de Gobernadoras y Gobernadores presentado por Roy Campos, Director de Consulta Mitofsky. En dicho estudio, Cuitláhuac García aparece en el lugar 11 de los 32 mandatarios en el país. ¿A qué se debe esta posición “de honor” para alguien que a decir de muchos, sigue sin resolver los problemas de Veracruz?
Seamos claros: aparecer bien colocado en una encuesta de Roy Campos brinda prestigio, o bien, “te tira al suelo”, según sea el caso. ¿Por qué en el resto de los trabajos estadísticos Cuitláhuac García es rankeado dentro del grupo de malos gobernantes, mientras que en Mitofsky no le va nada mal? La respuesta es clara: el factor López Obrador.
Buena parte de los veracruzanos se indignaron al observar a su gobernador en el lugar 11 según Mitofsky, más aún porque esa posición, en las categorías cuantitativas del estudio, significa que Cuitláhuac García es “altamente” aprobado por sus ciudadanos, cuando a todas luces no es así, particularmente en temas de seguridad y obra pública.
El tema es sencillo, y me lo aclaró el propio Roy Campos: buena parte de las razones por las que el Gobernador de Veracruz aparece bien rankeado es gracias a Morena, y por supuesto, al Presidente López Obrador, es decir, (y aquí va mi lógica), la calificación elevada de Cuitláhuac García no es producto de su trabajo como mandatario estatal, y ahí todo cobra sentido.
A Roy Campos no le pagaron para colocar al Gobernador de Veracruz en una buena posición, como se ha dicho en el estado al ver estos resultados. El Director de Consulta Mitofsky es un tipo serio, un profesional que toma en cuenta todas las variables medibles alrededor.
Tan evidente resulta que las buenas calificaciones para Cuitláhuac García son cortesía de AMLO, que el único rubro donde aparece entre los 10 mejores del país, (gracias al discurso reiterativo presidencial), es aquel que corresponde a la percepción baja en el “nivel de corrupción”. Los mexicanos no observan corrupto a López Obrador, y eso lo están heredando los gobiernos morenistas.
Dejando de lado el tema de “corrupción”, el gobierno veracruzano aparece mal rankeado en percepción de seguridad, económica y situación personal. Así de fácil.
Para aquellos que celebran: pongan los pies en la tierra y sigan trabajando; para los que se indignaron: déjenlo pasar, la realidad habla por sí sola y es contundente. No nos rasguemos las vestiduras.
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