Gracias por asomarse a la ventana…
El presidente de la República ha decretado la derrota moral de sus adversarios.
A pesar de la aritmética presidencial, que refiere al primer Informe como el tercero, el mensaje de Palacio fue una enésima conferencia matutina, un acto litúrgico de fe populista, iluminado por el reto del cambio en tiempos mezquinos.
Más allá de la reiterada proclama victoriosa de grandes logros y compromisos cumplidos, y grandes pendientes en seguridad y economía, hubo un elemento rotundo en el discurso presidencial.
López Obrador desafió a los adversarios de la 4T, los conservadores nerviosos, aturdidos, desquiciados y moralmente derrotados, que sólo se miran el ombligo; que no tienen forma, ni fuerza; que cayeron al abismo.
Que son como como almas en pena…
Y eso es verdad. La raquítica oposición está hecha pedazos y eso no es culpa del presidente.
Por eso el mandamás de Palacio tendrá razón si dice: ¡voy derecho y no me quito!
Sin estorbos ni contrapesos, todos sus planes, proyectos y programas conocerán término. Se ignora si tendrán éxito, pero de que van, van, como él mismo ha insistido.
El mensaje en Palacio ha sido un discurso de confirmación, más que de información. Ha dicho lo que necesitaba decir, frente a un auditorio cautivo, sumiso, flojito y cooperando.
… y así, no se cansa el ganso.