Desde las 10:00 horas, los alumnos de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC) ocuparon los lugares de las siete filas de la sala Manuel González Casanova. Todos estaban a la espera del ganador del Oscar, Alejandro González Iñárritu, quien llegó casi 30 minutos después, luciendo camisa y saco negro, jeans color gris oxford y zapatos café.
Más de cien jóvenes fueron testigos de la charla, en la que aseguró que filmar películas de violencia debe hacerse con cuidado y no sólo enalteciéndola:
Creo que en el cine de guerra hay algo fascinante, pero mostrar la violencia sólo por entretenimiento, es inmoral”.
El director considera que los seres humanos son violentos por naturaleza, que es un sentimiento que no se reprime, se debe hablarlo y exponerlo, siempre que sea necesario y mostrando las consecuencias de ésta. “Los que hemos experimentado violencia, sabemos que no es para reírse. Por eso tengo un conflicto cuando se muestra así.
No es que la quiera evitar, no soy un santurrón, sé que si es necesario, hay que mostrarla, pero es importante darle ese espacio para que tenga resonancia y no sea un elemento de acción”.
Durante la clase magistral habló durante más de tres horas de sus inicios en el séptimo arte, cómo filmó Amores perros, su pasión por la música, secretos técnicos y su postura sobre la violencia en la pantalla grande. Los estudiantes escucharon con atención al cineasta, quien logró provocar carcajadas de los asistentes, al contar varias anécdotas.
Miguel Colín, estudiante de la maestría de Cine Documental en la ENAC, fue uno de los 100 alumnos que obtuvo un lugar en la ponencia, luego de un registro previo por internet. “Sólo le aplaudimos una vez, al final de la ponencia. Pero nos hizo reír mucho”, afirmó.
En las dos primeras horas, el director de El Renacido hizo un viaje a sus memorias, visiblemente emocionado recordó detalles de su vida como que en Amores perros, su primer largometraje que filmó en 1991, no cobró nada. Al contrario tuvo que poner dinero.
Fuente: Heraldo de México