Si usted tiene problemas de insomnio, los verá agravados.
Y si no los tiene, prepárese, porque pronto va a perder el sueño.
El “paquetazo” fiscal para el año entrante es firme en una cosa: el gobierno necesita recibir más dinero. Mucho dinero.
No solo para ahorrarlo y ser ejemplarmente austero y honesto en el gasto. Tampoco para regalarlo y ser ejemplarmente justo y solidario con los pobres. No nada más para eso.
Lo necesita para seguir siendo gobierno.
Y si no se van a aumentar los impuestos –según se promete– ni aumentar la cantidad de contribuyentes, pues póngase a rezar.
Para los causantes, nunca tan cautivos como ahora, viene una severísima fiscalización.
La ley será dura, muy dura, contra quien expida una factura falsa o mal hecha o contra quien por cualquier medio evada, lave o esconda ingresos.
El gobierno tiene un dogma: si la Hacienda Pública se administra con honestidad, sin derroches, dispendios, o actos de corrupción, alcanza para todo, hasta para los programas sociales.
Y alcanzará más si dejan de condonar impuestos a los ricos más ricos, y si se ahorra hasta en las gomas de los lápices… o mejor si se dejan de comprar lápices, ¿verdad?
EL MONJE CONSEJERO: Arrepiéntase de sus pecados fiscales, ponga en orden sus papeles, cuente hasta diez y llame al contador que más confianza le tenga; o de plano a un abogado.
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Llame a su mejor contador o abogado o mejor a los dos simultaneamente…