El cantante mexicano José José, conocido como el ‘Príncipe de la canción’, falleció este sábado en Homestead, cerca de la ciudad de Miami, Florida, según confirmó Televisa. Su muerte se da después de haber padecido un cáncer por el que fue hospitalizado en la Ciudad de México en 2017.
Su fallecimiento se produce en medio de rencillas familiares que lo mantenían alejado de sus hijos mayores, Marisol y José Sosa, quienes en fechas recientes habían hablado con varios medios de comunicación acerca de un supuesto secuestro bajo el que vivía el cantante ya enfermo, bajo la tutela de su hija menor, Sarita.
Miembro honorario del selecto grupo ídolos más populares y queridos de América Latina, junto a Vicente Fernández y el fallecido Juan Gabriel, su muerte, como la de este último, se resiente en lo más profundo del corazón de sus seguidores.
Muchas de las baladas románticas que los mexicanos (los de nacimiento y los de corazón) cantan con mayor sentimiento, se hicieron famosas en las tres últimas décadas del siglo pasado gracias a la potentísima, profunda y cálida voz de José Rómulo Sosa Ortiz, mejor conocido como José José. Por eso y por la sólida calidad de sus interpretaciones, representa una de las mayores influencias musicales en el pop e incluso en el rock de habla hispana.
‘El príncipe’ como se llamaba una de las primeras canciones que grabó en los 70, —y que por cierto no está ni cerca de contarse entre sus temas representativos—, se le quedó como parte del ‘título nobiliario’ que lo acompañó durante toda su carrera: ‘El príncipe de la canción’.
Basta recordar que los homenajes de las nuevas generaciones de músicos a las grandes personalidades de la balada romántica iniciaron en 1998 con la única figura que no admitía discusión: José José.
Y no la admite porque básicamente no hay polémica en torno a su grandeza, como sí la pudo haber —y la hubo de hecho— respecto a Juan Gabriel o al mismo Vicente Fernández, que ya por el género que interpretan o por cuestiones de estilo no consiguen la unanimidad que el Príncipe sí consiguió.
Independientemente de la preferencia o el desdén de cada quién por la música romántica, son pocos quienes se atreverían ignorar o demeritar el talento artístico de José José, quizá porque la mayor falta que se le podría reclamar era su propensión a caer en excesos, a descuidar su salud y su voz, algo que cae en el terreno de las fallas humanas que el público perdona porque sí, porque simplemente ya se sabe que la vida no es fácil.
El reconocimiento unánime a su talento fue legitimado en diversas ocasiones por la comunidad artística, desde el homenaje que figuras del tamaño de Julio Iglesias, Roberto Carlos y el mismo Juan Gabriel le rindieron en 1988 por sus 25 años de trayectoria (y del cual queda un album doble con el registro de estos y otros duetos); hasta la edición de los dos álbumes titulados ‘Un tributo (a José José) 1 y 2’ en los que grandes músicos contemporáneos como Café Tacvba, Julieta Venegas, Beto Cuevas, Molotov, Natalia Lafourcade, Paté de Fuá y Los Bunkers, entre muchos otros, versionaron los más famosos hits de José José con un enorme éxito.
Su interpretación de ‘El triste’ —uno de sus temas más representativos— en el Festival de la Canción Latina de 1970 es histórica, no en vano su video en YouTube cuenta más de 40 millones de vistas. En él se ve a un jovencísimo José que con apenas 22 años dejó azorado al público (entre el que estaban Angélica María y Marco Antonio Muñiz visiblemente impresionados) con la revelación de su extraordinaria voz. Ese debut internacional prevalece como una muestra contundente de la aguda sensibilidad musical que José José heredó de sus padres (ella pianista y él tenor), y desarrolló estudiando instrumentos como la guitarra, el cello y el contrabajo desde muy temprana edad.
De su padre José José también heredó la propensión al alcoholismo. Su batalla contra esta enfermedad fue un secreto a voces durante muchos años, un problema al que los medios no hicieron eco sino hasta que sus estragos empezaron a ser evidentes en la voz del cantante en los años 90. El padecimiento pareció quedar encapsulado en la película autobiográfica que protagonizó en 1985 y que retrataba las dramáticas consecuencias de sus excesos al inicio de su carrera. Fue quizá ese gesto de humildad el que logró que el público mexicano, tan duro a veces al juzgar las flaquezas de sus ídolos, se humanizara y le profesara un incondicional respeto a pesar de todo.
A José José se le perdonó todo, desde las recaídas en el alcohol hasta que a terminara por perder la voz, su activo más fuerte; se le perdonó que durante los últimos 15 años se apoyara en el recurso del playback para muchas de sus presentaciones y que ante la dificultad para grabar material nuevo por el daño de su voz, su disquera reciclara las grabaciones originales de sus éxitos envolviéndolas una y otra vez en distintos celofanes: ‘El Príncipe con trío’, ‘El Príncipe y el bolero’, ‘José José ranchero’, ‘José José, Big band’ y varios volúmenes de ‘José José Duetos’ (todas producciones remasterizadas que si bien no alcanzaron el éxito al nivel de las glorias pasadas, sí volvieron a venderse, porque sí, porque es José José).
El éxito comercial por las millonarias ventas de sus discos fue resultado de su complicidad con dos productores y compositores españoles: Rafael Pérez Botija y Manuel Alejandro, quienes en los 70 y 80 arreglaron, eligieron y compusieron el grueso de los hits que hoy integran el nutrido cancionero romántico de José José. Temas como ‘Gavilán o paloma’, ‘Si me dejas ahora’, ‘Amar y querer’, ‘El amor acaba’ o ‘Lo dudo’
Además de los numerosos discos de oro y platino que obtuvo por sus altísimas ventas, y de sus apariciones frecuentes en las listas de Billboard, durante su carrera José José ha recibido homenajes y reconocimientos de varias índoles: fue nominado a 9 premios Grammy y ganó uno en reconocimiento a una trayectoria que lo llevó a presentarse en escenarios internacionales desde Nueva York y Las Vegas hasta Arabia Saudita e Israel.
Fuente: Univisión