La sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, acoge este lunes la llamada Cumbre de Acción Climática. Esta cita fue convocada por el secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, en mayo de 2018. La reunión, en la que participarán alrededor de seis decenas de mandatarios, además de representantes de grandes compañías y de ciudades comprometidas con la lucha climática, tiene un perfil político, no negociador.
Los principales presidentes y primeros ministros de la UE estarán presentes, además del de la India. También estarán representados, aunque no está previsto que por sus máximos mandatarios, China y Rusia. Guterres ha dejado claro que en esta cita solo podían intervenir aquellos Estados dispuestos a presentar propuestas concretas contra el cambio climático; ni Brasil ni Estados Unidos, que coquetean con el escepticismo climático frente a las pruebas científicas, estarán.
La cumbre parte de una premisa: los esfuerzos de los países para que el calentamiento global se quede dentro de unos límites asumibles no son suficientes. Y para la ONU este es el momento para que los gobernantes pongan sobre la mesa planes más duros alineados con las recomendaciones y advertencias que se lanzan desde el mundo científico.
El Acuerdo de París, firmado en 2015, establece que todos los países que estén en el pacto, sean desarrollados o en vías de desarrollo, deben presentar planes de recorte de sus emisiones de efecto invernadero para que sea posible frenar el aumento de las temperaturas. El objetivo es que la suma de todos esos planes nacionales de los casi 200 firmantes permita que el incremento medio de la temperatura del planeta no supere durante este siglo los dos grados centígrados respecto a los niveles preindustriales y en la medida de lo posible se quede por debajo de 1,5 grados centígrados. El problema es que los planes que han presentado ya los firmantes del pacto llevarán a un aumento de más de tres grados, lo que supondrá un grave impacto sobre el ser humano y la naturaleza, según advierten los informes del IPCC, el panel internacional de expertos que asesoran a la ONU.
El Acuerdo de París establece que cada cinco años los países deben revisar al alza sus planes de recorte de emisiones para romper esa brecha entre lo que se debe hacer y lo que está previsto. La primera revisión es en 2020, y Guterres ha pedido a los países que participan en la cumbre que anuncien o presenten sus revisiones ya.
El secretario general de la ONU ha asumido la meta más ambiciosa de París —la del 1,5— y ha retado a los Estados a que asuman cuatro compromisos muy concretos para lograr ese objetivo: que no se construyan nuevas centrales de carbón a partir de 2020, que acaben con los subsidios a los combustibles fósiles que frenan la expansión de las renovables, que sus planes para 2030 planeen un recorte del 45% de las emisiones respecto a las de 2010 y que en 2050 logren la neutralidad de carbono —que el expulsado a la atmósfera sea igual al capturado, por ejemplo, a través de los bosques—.
En el encuentro participarán alrededor de 65 mandatarios, la mayoría presidentes y primeros ministros. La Unión Europea es la que cuenta con una representación más potente. Según la agenda provisional, participan 16 jefes de Estado europeos, entre los que figuran Angela Merkel, Emmanuel Macron, Giuseppe Conte, Pedro Sánchez y, también, Boris Johnson. Sin embargo, la UE —que siempre habla con una voz única en las negociaciones climáticas y medioambientales— no ha podido llevar un plan concreto a la cumbre. No ha dado tiempo a que se pueda producir una reunión en la que los países aprueben, como quieren la mayoría de los 28, la meta de las emisiones cero para 2050. Sin embargo, se prevé que cada uno de los mandatarios europeos se comprometa ahora por separado con esa meta y que, cuando a final de año se termine de configurar la nueva Comisión Europea, la UE se muestre más ambiciosa en la lucha climática.
Dos de las principales incógnitas serán China y la India; se espera que anuncien que revisarán al alza sus planes de recorte de emisiones, aunque no se sabe el grado de concreción. Por último, dentro del bloque de los grandes emisores, se está también expectante sobre el papel de Rusia, que aún no ha completado los trámites de ratificación del Acuerdo de París, aunque Vladímir Putin (que no está previsto que acuda a Nueva York) ya ha señalado en varias ocasiones que su país sí lo terminará de firmar.
No. La ONU ha querido que también intervengan en la sesión central representantes de varias ciudades —como Copenhague o Montreal—, de los movimientos juveniles que el sábado celebraron también en Nueva York una cumbre en la que ha estado presente la activista Greta Thunberg y de grandes empresas. Alrededor de una decena de primeros ejecutivos, como los CEO de Danone y Allianz, estarán presentes. José Ignacio Sánchez Galán, máximo dirigente de Iberdrola, será el único representante de una compañía española.
Aunque la cumbre dura un día, alrededor de la cita se han convocado multitud de eventos, como la manifestación que recorrió el viernes las calles de Manhattan o los paneles con participación de empresas y asociaciones.
Fuente: El País