No quedó ni punto ni coma; ni piedra sobre piedra…
El presidente obediente y la mayoría Morena complaciente con la CNTE sepultaron para siempre la Reforma Educativa del expresidente Peña.
La esperanza de mejorar la calidad de nuestras escuelas públicas acabó para siempre.
La “mal llamada” Reforma Educativa, reprobada y punitiva, como la llamó AMLO desde la campaña, quedó en garras de la CNTE beligerante.
El Estado entregó la plaza y con ella el futuro educativo.
Todo, con leyes a modo dictadas por el sindicato punitivo, a gritos, sombrerazos, y cercos acosantes.
El péndulo, como una guadaña, le cortó el cuello a la Reforma de Peña; impuso su contrarreforma. Se alzó de nuevo el control de unos cuantos, ni siquiera la mayoría, sobre la educación nacional.
Los exámenes de admisión y promoción se acabaron; el pase automático de cualquier normalista está garantizado, vocación aparte. Todo regalado. El escalafón es suficiente. Las prebendas sindicales se ampliaron hasta para reconstruir o edificar nuevas escuelas.
La contrarreforma es un golpe a la educación popular. Y ahora, a quien quiera calidad educativa, que la busque en las escuelas particulares.
Y si no, aguante a la CNTE prepotente.
EL MONJE GANDALLA: Repito lo dicho: la CNTE se queda con el santo y la limosna.