Los exportadores mexicanos de tomates llegaron esta semana a un acuerdo de último minuto con el gobierno de Estados Unidos que pone fin a una disputa comercial de varios meses.
El nuevo convenio elimina el cobro de aranceles del 17.56% que se les impuso en mayo que podría haber provocado escasez y precios significativamente más altos.
El acuerdo además establece precios mínimos para los tomates mexicanos. Los tomates orgánicos aumentarán 40% por encima del costo de los convencionales y habrá incrementos en los precios de referencia para ‘tomates de especialidad’.
También desactiva una investigación ‘antidumping’ contra los productores mexicanos a quienes se les acusaba de estar subvencionados injustamente e inundar de tomates en el mercado estadounidense vendiendo a un precio inferior, afectando la comercialización del fruto sembrado nacionalmente.
Estas inspecciones constituirán un obstáculo importante, creando demoras que disminuirán la calidad de la fruta antes de que llegue a los consumidores estadounidenses y crearán un cuello de botella en la frontera, dijo Lance Jungmeyer, presidente de la Asociación de Productos Frescos de las Américas, en un comunicado publicado por AP.
Ahora viene un periodo de 30 días para ‘comentarios’ con un plazo del 19 de septiembre para que el DOC complete la investigación ‘antidumping’, que comenzó a petición de la Bolsa de Tomate de Florida. Después de eso, el nuevo acuerdo que regula el comercio de tomates entraría en vigor hasta septiembre de 2024, dijeron los productores mexicanos a la agencia de noticias Reuters.
El Departamento de Comercio anunció que el convenio cerró «lagunas» dejadas por los convenios anteriores que permitían ventas por debajo de los precios de referencia y aseguraron que los más beneficiados serán los productores de tomate de todo Estados Unidos, incluidos los de Florida, Texas y Arizona.
En México también celebraron que se haya llegado finalmente a un trato. «Este resultado es una buena noticia pues permitirá mantener abierto el mercado para nuestras exportaciones de tomate a los Estados Unidos», escribió la madrugada del miércoles en su cuenta de Twitter la secretaria de Economía de México, Graciela Márquez.
«Este nuevo acuerdo (…) traerá un impacto positivo económico y social en todo el país, en particular a zonas productoras como Sinaloa, Baja California, San Luis Potosí, Michoacán, Zacatecas y Jalisco, dando certeza a alrededor de 400,000 empleos directos y a más de un millón de empleos indirectos», agregó la Secretaría en un comunicado.
A principios de febrero, el Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció que se retiraría del acuerdo que ha establecido los parámetros del comercio de tomate de las dos naciones desde 1996, en parte debido a la presión de los legisladores de Florida que alegan que México está socavando a las granjas estadounidenses.
Los productores estadounidenses sostienen que, como resultado de las prácticas mexicanas, la producción de tomate en el país disminuyó en un 34% entre 2002 y 2017 y que las importaciones mexicanas de tomate a los Estados Unidos se dispararon 125% durante el mismo período.
Los productores mexicanos han disputado fervientemente las acusaciones de ‘dumping’ y prácticas injustas, argumentando que el declive de la industria de tomate en Florida ha sido el resultado de su propia incapacidad para producir productos asequibles y de alta calidad.
México lleva más de 110 años exportando a Estados Unidos, donde uno de cada dos tomates son de ese país. Anualmente exporta alrededor de 2,000 millones de dólares en tomates a este país, según cifras de la Secretaría de Economía y la industria genera directamente más de un millón de empleos, según El Financiero. Esta cifra es cercana a la de los aguacates, que son la mayor exportación agrícola del país.
Un estudio realizado en abril por economistas de la Universidad Estatal de Arizona había advertido que la ruptura del acuerdo entre México y Estados Unidos podía suponer subidas de precio de entre el 40% y el 85% para las cuatro importaciones de tomate de México más populares: tomate en rama, maduro, Roma y de campo o de corazón de buey.
Lance Jungmeyer, presidente del grupo de importadores estadounidenses Fresh Produce Association of the Americas (FPAA) con sede en Nogales, Arizona, vaticinaba lo mismo de no haberse llegado a un convenio: «Esto causará una subida de precios que recaerá sobre los consumidores y hará que disminuya la demanda», explicó a la BBC Mundo. (Univisión)